Parece que después del efecto negativo en los mercados en enero pasado, la economía de China pasó desapercibida en medio de un intento por parte del gobierno de ese país por mantener las condiciones de un crecimiento sano.

 

Si recordamos un poco, en enero de este 2016, los mercados registraron caídas de 5 a 10% en tan sólo tres semanas ante el riesgo de una desaceleración abrupta en el desarrollo de China. Se especulaba que su tasa de crecimiento podría caer a 5.0% y había quien decía que sería de tan sólo 2 ó 3% y que la información conocida era manejada por el mismo gobierno.

 

Poco después se ha visto que la economía registró en los primeros tres trimestres tasas de crecimiento anual del orden de 6.7%, y parece que su proceso de cambio de paradigma de una economía maquiladora a una de consumo interno está siendo bien ordenado.

 

Actualmente nos llama la atención dos cosas:

 

La caída en las reservas internacionales de una manera importante y la depreciación “silenciosa” que muestra el yuan a lo largo de este año y que alcanzaría su peor descenso en 20 años frente al dólar.

 

Las reservas internacionales a lo largo de 2016 se han ajustado a la baja -5.5%, y desde que registró su mayor nivel en junio de 2014 ha mostrado una baja del orden de -23.6%. En contraparte, el movimiento del yuan ha venido en este 2016 desde 6.48 yuanes a los niveles actuales en 6.951 con una depreciación de 7.15%.

 

En agosto de 2015, cuando el gobierno decidió depreciar 3% su divisa, el resultado fue escandaloso en los mercados con aperturas a la baja en las bolsas hasta en casi 10% en algunas emergentes y, poco a poco, digerir qué estaba sucediendo con esta economía.

 

Hoy, a pesar de una mayor depreciación, el hecho de hacerlo pausado quizá esté siendo bien tomado por los manejadores de grandes fondos internacionales.

 

Desde octubre de 2015, la salida de capitales de la economía china es constante y el gobierno ha tenido que utilizar parte de sus reservas internacionales para tratar de estabilizar y ordenar el mercado de divisas.

 

Se estiman salidas mensuales promedio del orden de 50 mil millones de dólares y en noviembre alcanzaron 69 mil 200 millones de dólares, de acuerdo a algunos informes de Goldman Sachs.

 

Si analizamos bien el movimiento del yuan, actualmente supera un nivel relevante de 6.85 yuanes, en el que permaneció estable por dos años cuando se dio la crisis financiera e hipotecaria en Estados Unidos en 2008.

 

Técnicamente permanece dentro de un patrón de alza, cuyo objetivo proporcional estaría entre 7.10 y 7.30 yuanes por dólar, un rango en el que podría ubicarse en el transcurso de 2017. Pero esto significaría mayores salidas de capital, mayor caída de las reservas internacionales y, por ende, un riesgo de que el gobierno tenga que seguir manipulando el gasto público e inversiones para tratar de mantener un ritmo de crecimiento que quizá no deba ser.

 

Las expectativas para 2017 rondan sobre un crecimiento de la economía del orden de 6.5%, lo que significaría que el proceso de desaceleración gradual continuaría adelante. Sin embargo, una depreciación adicional de la moneda podría causar malestar y un pretexto de manipulación de la divisa china como lo ha manifestado el Presidente electo, Donald Trump, y la guerra comercial tome mayor forma entre Estados Unidos y China, la imposición de mayores impuestos a productos chinos que lleguen a territorio estadunidense.