El resultado electoral de Estados Unidos generó un cambio en las percepciones de los inversionistas de lo que podrán ser los siguientes cuatro años de la administración del Presidente electo, Donald Trump, que iniciará funciones a partir del 20 de enero próximo.

 

Nuestro tipo de cambio ha venido registrando niveles de mayor debilidad frente al dólar. Alcanzó nuevos máximos en 21.30 en la parte interbancaria teniendo un respiro en esta semana ante una expectativa de alza en las tasas de interés de manera más contundente por parte del Banxico (del orden de 75 a 100 puntos base), aunque el costo de hacerlo será importante para gobierno y sociedad.

 

El peso viene perdiendo alrededor de 20% en lo que va de 2016, pero enfrentará nuevos retos ante choques internos y externos como lo será la reunión de la Fed en diciembre próximo, el inicio de la administración más reciente en Estados Unidos, el referéndum de Italia sobre la reforma constitucional que marcaría la permanencia o salida de su Presidente, las elecciones que se avecinan en Europa el próximo año en Alemania y Francia, así como el comienzo del Brexit, en el que hoy siguen discutiendo el proceso de salida y quién lo decide en la Gran Bretaña, si la primera ministra, Theresa May, o el parlamento. Además, la OPEP seguirá jugando un papel importante que le permita una mayor estabilidad de precios hacia adelante.

 

En la parte interna, estamos viendo cómo calificadoras crediticias e instituciones financieras vienen corrigiendo a la baja las estimaciones de crecimiento para México hacia 2017. Varias de ellas ya ubican el nivel en menos de 2.0%, lo cual significaría el menor crecimiento anual de la presente administración en medio de un período electoral muy importante para las aspiraciones del PRI de querer mantener el poder.

 

La incertidumbre sobre la revisión del Tratado de Libre Comercio para Norteamérica vigente desde hace 22 años, un posible impuesto especial a las remesas familiares que hoy ascienden, hasta septiembre, a más de 20 mil millones de dólares (95% de ellas vienen de Estados Unidos), los bajos niveles del promedio diario en el precio de la mezcla mexicana y que la cobertura muestra un nivel de 42 dólares vs. 49 dólares de 2016, el recorte al gasto público, pero sobre todo el aumento en el costo de la deuda interna y externa por el alza en las tasas de interés y la depreciación del peso, así como el bajo nivel de confianza del consumidor e inversionistas representan variables que estarían afectando el desarrollo de la economía en este 2017.

 

Sin embargo, el Banxico tiene acotado su espacio de acción. La curva de tasas en todos los plazos se presionó al alza descontando aumentos de 75 a 100 puntos base, lo que implica una tasa de referencia que estaría en niveles de 5.50 a 5.75%, pero en espera de que muy probablemente las tasas en Estados Unidos aumenten 25 puntos base.

 

El escenario para 2017 en Estados Unidos pudiera estar generando cambios en la percepción de la política económica y, por lo tanto, la Fed podría verse presionada a un mayor aumento en tasas de interés, sea el número de alzas o, bien, con aumento en algún momento de 50 puntos base, lo que para el Banxico marcará una presión a lo largo del año en medio de un menor crecimiento económico.

 

Algunos estudios de bancos muestran que a partir de tasas de referencia de 6.5%, la calidad de la cartera y la demanda por nuevos créditos podrían empezar a presionarlos y sería posible que comiencen a reducir el ritmo de crecimiento de la cartera.

 

Así, esperamos semanas más volátiles en la bolsa que tendrán un fuerte costo de oportunidad en los niveles de las tasas de interés domésticas y una expectativa de crecimiento de utilidades más limitada en las empresas. El movimiento correctivo podría continuar.

 

El peso mexicano podría respirar a niveles entre 20.20 y 19.40, pero ¿y luego?… El riesgo sigue vigente y posiblemente la tendencia de alza continúe.