Este martes 8 de noviembre, sin duda alguna, será el día más importante en mucho tiempo para Estados Unidos y el mundo. Estarán en juego el orden y la estabilidad económica con gran incidencia mundial y, como consecuencia, un efecto especial hacia México, su economía y su gente.

 

Habrá votación para Presidente, decidir 435 escaños de la Cámara baja, 34 de 100 posiciones en el Senado (se vuelve punto relevante) y 12 de 50 gubernaturas. Por ello, no sólo el resultado de quién gane entre Hillary Clinton y Donald Trump será la diferencia, sino también el resultado de las Cámaras, en especial la del Senado, que se encuentra hasta el momento con un empate técnico.

 

Se juega la posibilidad de una “gobernabilidad política” vs. un “estancamiento político y económico”, y dependerá de las combinaciones que arroje esta jornada electoral entre Presidente y Cámaras.

 

El Partido Republicano, fracturado y dividido por la posición radical de Donald Trump, busca mantener dominio en las Cámaras. En las últimas encuestas, marca una ventaja en la Cámara baja ya más decisiva. Sin embargo, la Cámara alta (Senado) presenta la posibilidad de un cierre de “fotografía”.

 

Por su parte, el Partido Demócrata ha venido perdiendo un poco la “confianza” ante la reducción en el diferencial de la preferencia electoral “individual”. La investigación del FBI ha traído consigo un sesgo político importante. Están trabajando a marchas forzadas en los estados “inciertos” con mayor número de votos electorales como Carolina del Norte, Ohio, Pensilvania y Florida, entre otros.

 

Imagínese combinaciones de resultados:

 

Presidente republicano con Cámaras republicanas. Sería, sin duda alguna, únicamente por dos años, pero un periodo suficiente para tomar decisiones radicales en materia comercial, política y social, en la que “el riesgo” tanto económico como político interno y externo imperará y la economía, ante una falta de inversión y confianza, podría generar una “recesión” en poco tiempo con ajustes severos en los mercados financieros mundiales. Además, aumentarían riesgos geopolíticos.

 

Por otro lado, imagínese Presidente demócrata con Cámaras republicanas. Consideramos que serían dos años de “mucha improductividad”, en la que el mayor tiempo lo llevaría la búsqueda de acuerdos. Se volvería un período de “ingobernabilidad y parálisis” de la economía americana. Sin duda, también tendría efectos muy negativos en los mercados financieros mundiales.

 

Por ello, el marco ideal sería un resultado de Presidente demócrata con un equilibrio en las Cámaras que permitiría, como hasta ahora, que la economía americana transite dentro de un entorno de crecimiento moderado cuidando temas fiscales, sociales y políticos. Dependerá de cómo quede esta combinación, pero los mercados “sufrirían menos”.

 

Por eso la importancia de todo el mundo de promover el “voto”, que el ausentismo sea el mínimo posible, porque hasta ahora, la parte de “indecisos” podría tener el “voto importante” que sesgue el resultado final de la elección.

 

La economía americana transita con un crecimiento anual cercano a 2.0%, con una creación de empleos promedio mensual de 196 mil plazas, una tasa de desempleo de 4.9% considerada dentro “del pleno empleo”, una inflación anual de 1.5% y con la Fed que busca ir normalizando gradualmente su política monetaria.

 

La decisión de estas elecciones respaldará esta condición de la economía de los Estados Unidos o generará un cambio “drástico” de variables que afectarán al mundo entero, incluido México. El miércoles platicaremos del “día después” de las elecciones.