La consolidación de los mercados financieros es indispensable para el crecimiento y desarrollo de un país. Hoy en día, nuestros mercados de capitales, de dinero y el cambiario presentan características diferentes que nos permiten evaluar sí estamos como país en las “grandes ligas”.

 

Hablamos de que el peso mexicano se utiliza como moneda de cobertura cambiaria común en países de Latinoamérica y eso, entre otras cosas, ha generado una mayor operatividad y volatilidad. Desde 1994, cuando se inició la libre flotación del peso, fue importante que operara durante las 24 horas a través de los diferentes mercados, y en un período de estabilidad como lo fue de 2009 a 2013, el peso logró una apreciación cercana a 25% cuando llegó a tocar niveles mínimos en 11.82 frente al dólar, ¿Se acuerdan? Ahora, en este período de fortaleza del dólar desde mediados de 2014, de manera inversa, el peso ha registrado fuertes presiones no inherentes a condiciones propias de nuestra economía. Es probable que este mercado sí tenga bases de liquidez global dentro de las “grandes ligas”.

 

En cuanto al mercado de capitales, es muy importante poder tener el acceso a financiamiento más accesible y/o a alternativas de inversión muy diversificada. El mercado de capitales cuenta con una fuerte concentración en pocas acciones como parte de su valor de capitalización. Al mismo tiempo, más de 80% de los activos invertidos en fondos de inversión están entre los principales bancos que operan en el país, lo que refuerza una alta concentración en pocos jugadores. El número de participantes en el mercado no crece de forma significativa desde hace más de 10 años (quitando a las afores). Existen pocas colocaciones públicas al no tener las empresas condiciones suficientes para colocar y responsabilizarse de la transparencia y manejo corporativo de una institución.

 

Más de 90% de las empresas en el país son micro y pequeñas organizaciones que no tienen una cultura financiera desarrollada, lo que limita aún más el acceso al mercado. Sabemos de los esfuerzos que realiza la Bolsa Mexicana de Valores para promover las ventajas de financiarse a través de colocaciones primarias y la visita a los diferentes estados de la República.

 

A pesar del crecimiento en las emisiones en el mercado de deuda, es claro que falta mucho más. Papeles de corporativos bien calificados por lo general se quedan en “manos firmes” y hacen difícil la operación secundaria como las Siefores, por ejemplo. Han sido las emisiones del gobierno federal a través de Cetes, Bonos, Udibonos, etc., los que ayudan a que el mercado tenga una mayor profundidad y dinámica pero volvemos a lo mismo. En periodos de volatilidad como el actual hasta los propios papeles de Pemex, TFovis, etc., no logran operar de manera constante a menos que los extranjeros empiecen a operar con tomas de decisiones a veces muy radicales. También, en la medida de lograr una operación transparente en este mercado donde se conozca quién compra y quién vende en el momento, el volumen, el número de operaciones, los rangos en tasas y precio del instrumento en forma diaria, seguramente habrá una mayor participación y confianza entre los inversionistas.

 

Si logramos mejorar estos puntos en los diferentes mercados financieros de nuestro país y mantenemos una estabilidad económica, regulaciones financieras bien instrumentadas pero “amigables”, una mayor eficacia en el sector bancario y bursátil, es probable que los participantes nacionales y extranjeros aumenten y permitan ser el verdadero motor de la economía. Necesitamos que mucho más pymes incursionen al mercado para darle un mayor dinamismo y una estructura económica más sólida, necesitamos que los estados promuevan coordinadamente estos beneficios que al final serán valor para su crecimiento y desarrollo.

 

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