A pesar de una expectativa 2017 difícil para la economía mexicana, para el gobierno y la sociedad por la incertidumbre de lo que sería la nueva relación bilateral con Estados Unidos, al concluir los primeros cuatro meses del año tenemos resultados parciales mucho mejor de lo esperado:

 

 
1. La economía creció al cierre del primer trimestre a un ritmo anual de 2.7% y desestacionalizándola por el efecto de Semana Santa y los días laborables en este caso, creció a un ritmo de 2.5% anual. El consumo siguió siendo el motor de apoyo. El empleo y las remesas familiares han seguido creciendo, mientras que el financiamiento bancario se ha ido moderando gradualmente.

 

 
Es muy probable que la desaceleración se muestre entre el segundo y tercer trimestre del año, y con ello mantener una expectativa de crecimiento alrededor de 1.5-1.6% anual.

 

 
2. Moody’s dejó sin cambio la calificación de México acentuando dos puntos importantes. Pemex mejora en su proceso de reestructura poco a poco, pero también fue positivo tratar de estabilizar los ingresos a través de una cobertura propia de los 42 a los 37 dólares por barril. En la actualidad, el precio promedio diario de la cotización de la mezcla mexicana asciende a 44.41 dólares, con lo que hasta el cierre del primer cuatrimestre del año, los ingresos se ubican por arriba casi de 6.0% en relación al nivel de cobertura de los 42 billetes verdes del Gobierno federal considerados en el presupuesto. El otro aspecto es el avance gradual en estabilizar a las finanzas públicas. El remanente del Banxico ha sido un oxígeno puro para los objetivos que busca la SHCP y tratar de concluir el año con un superávit primario.

 

 
Dejó la perspectiva negativa porque es un proceso de tiempo y el gobierno debe ser muy responsable en mantener la estabilidad macroeconómica. Asigna 30% a una posible baja en calificación futura.

 

 
3. Ya pasados los primeros cien días de la administración del presidente Trump, hasta ahora no ha cambiado ni la relación comercial entre México y Estados Unidos, las remesas familiares siguen su curso y no han definido una nueva tasa impositiva con la idea de financiar la construcción del muro (el presupuesto del próximo año fiscal no lo contempla). Quizá en donde vemos un poco de cambio es en el nivel de inversión directa en la que las empresas ya con operación en México o aquellos proyectos viables para invertir siguen a la espera de ver la revisión del TLC o tasas impositivas especiales. Las deportaciones se mantienen como en las administraciones pasadas.

 

 
4. El peso mexicano tuvo en su momento de crisis niveles de 22.05 a principios de año, pero con la llegada del presidente Trump a su gobierno, el 20 de enero pasado, inició un proceso de recuperación con velocidad que lo ha llevado a apreciarse en este 2017, 9.3% para cotizar por debajo de los 19.00, por el momento en la parte interbancaria. Sin embargo, la cotización promedio diaria hasta al cierre de abril asciende a 19.97 vs. 18.88, que representó el promedio diario en 2016. Existe una depreciación promedio de 6.0% que se suma al movimiento desde mediados de 2014 a la fecha, lo que ha generado que el riesgo de inflación esté presente y la necesidad del Banxico de aumentar la tasa de interés.

 

 
5. El aumento a la gasolina fue un factor de alto nerviosismo para la sociedad generando movilizaciones en todo el país. Junto con el movimiento del peso generó la presión inflacionaria que hoy está más cerca de 6.0% anual. Los precios han logrado estabilizarse en nuevo rango previo, también hay que decirlo, previo a las elecciones importantes en tres estados de la República como Coahuila, Nayarit y el Estado de México.

 

 
Pendientes los riesgos geopolíticos, el Brexit y las votaciones en Europa, pero ya lo comentaremos en nuestra siguiente columna.