SAO PAULO. Con los ojos bañados en lágrimas, el brasileño Felipe Massa se despidió este domingo de su afición en su “casa”, Interlagos, un circuito que le vio “crecer” como piloto y en el que en 2008 acarició un título mundial que se escapó de la manos.

 

Con una fuerte lluvia, Massa perdió el control de su Williams en la última curva antes de entrar a la meta y tuvo que abandonar anticipadamente la pista.

 

Nada más bajarse del monoplaza, agarró la bandera de Brasil, se despidió de su público con la mano en el corazón y de camino a boxes se derrumbó emocionalmente, mientras los aficionados se rendían a sus pies.

 

Al entrar en el ‘pit lane’, recibió el aplauso de los mecánicos de la escudería Mercedes, de los de su antiguo equipo Ferrari y de Williams, con quien ahora compite, para después fundirse en un sentido abrazo con su mujer, su hijo y su padre.

 

De esta forma, el brasileño dio su último adiós al circuito paulista, en el que firmó dos victorias y cinco podios durante sus catorce años de Fórmula Uno.

 

Massa, de 35 años, llegó a la penúltima prueba del campeonato dispuesto a “aprovechar cada vuelta del circuito”, pero la lluvia incesante de Sao Paulo complicó las cosas y el brasileño acabó la caótica carrera estrellado contra el muro.

 

A pesar de su inesperada salida, Massa consiguió robar parte del protagonismo a los pilotos de Mercedes, Lewis Hamilton y Nico Rosberg, que se disputan el título mundial.

 

En una jornada marcada por las banderas rojas, Massa se vistió de gala ante su afición: usó un mono con la bandera de Brasil y un casco verde y amarillo con fotografías estampadas de algunos de los mejores momentos de su carrera.

 

En el monoplaza, el logotipo negro y rojo de Martini pasó a ser el suyo y en el alerón trasero del FW38 dejó un recado para los brasileños y para su equipo: “Obrigado” (gracias).

 

Los aficionados interiorizaron el mensaje y se volcaron en la despedida de su actual ídolo, que este año anunció su salida de la máxima categoría del automovilismo en el circuito de Monza (Italia), el mismo en el que diez años antes su amigo Michael Schumacher comunicó que dejaba la Fórmula Uno -aunque volvería después-.

 

“Massa hoy es uno de los mejores. Nos va a hacer mucha falta porque no tenemos a nadie que pueda substituir su altura”, señaló Marcos, un aficionado que recordó la “decepción” que sintió cuando en 2008, en Interlagos vio como al brasileño se le escapaba el título mundial de las manos.

 

En la memoria de los brasileños está la imagen del padre de Massa, Luis Antonio, conmemorando en el garaje del equipo el título que finalmente nunca llegó a conquistar, después de que Hamilton consiguiese en el último momento los puntos necesarios para hacerse con su primer Mundial.

 

Ocho años después, la sensación en la familia Massa vuelve a ser agridulce en el circuito brasileño.

 

“Ahora tengo el corazón apretado, pero estoy feliz porque sé que él está feliz”, aseguró en declaraciones a Efe el padre de Massa, quien confesó que inicialmente no imaginaba que su hijo se colocase en la primera línea del automovilismo.

 

En un clima de despedida, Luis Antonio recordó lo “fantástico” que Massa es “como hijo, como piloto, como hombre, como padre y como marido”.

 

Sus colegas de pista también han admitido que sentirán la ausencia del brasileño cuando eche el freno de mano tras el Gran Premio de Abu Dhabi, la última prueba del Mundial de Fórmula Uno.

 

“Va a ser una pérdida para el deporte”, señaló el alemán Nico Rosberg; “La Fórmula Uno le va a echar de menos seguro”, agregó Hamilton.

 

Massa, por su parte, también ha confesado que cuando encienda la televisión el próximo año y vea a los “chicos” corriendo echará de menos la “carrera”, el “lugar” y a “algunos amigos”.

 

En su palmarés guardará siete triunfos, 16 ‘poles’, 15 mejores vueltas y 41 podios.

 

“He terminado”, dijo Massa por la radio a su equipo, instantes después del accidente.

 

dec