MADRID. El rey Felipe VI compartió con los españoles su mensaje de Navidad, en el que pidió luchar contra el desempleo como la principal prioridad en España y emprender una “profunda regeneración” en la que el combate contra la corrupción sea un “objetivo irrenunciable”.

 

Este mensaje de grandes diferencias respecto a los de su padre, también fue de continuidad en estos temas. Felipe VI hizo más menciones al “futuro” que su padre y fue más impersonal según destaca la prensa española.

 

El momento de mayor emotividad fue cuando ha hablado de Cataluña.

 

Felipe de Borbón pronunció su primer discurso de Navidad después de que el 19 de junio pasado fuera proclamado rey en sustitución de su padre, Juan Carlos I, quien había anunciado su abdicación el 2 de junio.

 

En el mensaje, retransmitido por la principales cadenas de televisión, el monarca aludió también a la situación en Cataluña, donde las formaciones nacionalistas promueven el soberanismo, para afirmar que le preocupa que se produzca una “fractura emocional” y reclamar respeto a la Constitución, que garantiza la convivencia y la pluralidad.

 

El discurso navideño de Felipe VI era muy esperado, no sólo porque es el primero de su reinado, sino también porque llega dos días después de saberse que su hermana Cristina, infanta de España, tendrá que responder ante un tribunal por haber cometido supuestamente dos delitos fiscales en un caso en el que su marido, Iñaki Urdangarin, será juzgado por corrupción.

 

Sin aludir expresamente a este asunto, Felipe VI dijo que el hecho de que los responsables de “conductas irregulares” estén “respondiendo de ellas” es una prueba del funcionamiento del Estado de Derecho.

 

La afirmación llega también después de un año en el que ha habido en España diferentes casos de corrupción que hacen que ese fenómeno sea el segundo problema para los españoles, después del desempleo, según reflejan las últimas encuestas de opinión difundidas por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).

 

“La gran mayoría de servidores públicos desempeñan sus tareas con honradez y voluntad de servir a los intereses generales”, afirmó el rey antes de precisar que también es necesario evitar que esas conductas irregulares “echen raíces en nuestra sociedad y se puedan reproducir en el futuro”.

 

Los ciudadanos necesitan estar seguros de que “el dinero público se administra para los fines legalmente previstos, que no existen tratos de favor por ocupar una responsabilidad pública, que desempeñar un cargo público no sea un medio para aprovecharse o enriquecerse; que no se empañe nuestro prestigio y buena imagen en el mundo”, subrayó.

 

Otro de los ejes del discurso de Felipe VI fue la crisis económica, cuya “dureza y duración produce incertidumbre” y es un motivo de “grave preocupación”, aunque apuntó que las principales magnitudes macroeconómicas mejoran y se está recuperando el crecimiento económico y el empleo.

 

Queda el problema del desempleo, que a finales de septiembre afectaba al 23.67% de la población activa, un índice “inaceptable”, en palabras del monarca, que abogó por convertir la creación de empleo en una gran prioridad, de modo que “la economía esté al servicio de las personas”.