Los gobiernos estatales están azorados.

 

No llegan recursos federales con la fluidez necesaria para atender las necesidades urgentes de los damnificados ni para reconstruir los edificios públicos dañados.

 

Sobre todo lo segundo.

 

Un problema mayúsculo cuando –aunque usted no lo crea, no hay un censo confiable- hay más de cuatro millones de afectados.

 

Los datos más escandalosos corresponden a la capital por ser centro de resonancia mediática, pero hay estados en peores condiciones.

 

En un principio los apoyos se volcaron sobre Oaxaca, Chiapas y Tabasco, el presidente Enrique Peña desplegó a gran parte del gabinete y casi 15 mil servidores públicos para atender a la población.

 

Pero el 19 de septiembre hubo daños similares en Morelos, Puebla y la Ciudad de México, con destrucción de poblados enteros en la tierra de Emiliano Zapata.

 

 

Y PARA COLMO, UN GOBIERNO NÓMADA

A la escasez de recursos, los gobernadores agregan dos problemas más:

Sus poblaciones están a punto de explotar, y eso les generará presiones adicionales.

 

Y cuando acuden a algunas oficinas en busca de apoyo, se encuentran con un Gobierno federal nómada en parte de su estructura.

 

Subsecretarios y directores generales despachan en instalaciones prestadas e improvisadas.

 

Y como no tienen archivos, presupuesto a la mano –“el Fonden se agotó en Chiapas y Oaxaca”, les dicen- ni la información oportuna, pues no encuentran la promesa esperada.

 

Pasa con la Gobernación, varias de cuyas dependencias debieron desocupar sus edificios y dejar ahí archivos, como con otras secretarías.

 

Para los gobernadores es fundamental tener en pleno funcionamiento hospitales y escuelas con el fin de dar imagen de normalidad en la administración pública.

 

Dos meses después de las catástrofes, Antonio Gali, Graco Ramírez, Alejandro Murat, Manuel Velasco y Arturo Núñez esperan más eficacia.

 

Para su desgracia, pelean con una especie difundida sobre todo en redes sociales: han llegado recursos infinitos –hablan hasta de un billón de pesos-, y la federación los retiene.

 

Cifra imposible y, además, por orden del presidente Enrique Peña y vigilancia personal del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, ni un peso de esos donativos pasa por la administración pública.

 

Pero hagan entender a los damnificados esta verdad.

 

 

LOS PRESIDENCIABLES DESESTIMARON A LA CTM

1.La CTM se quedó en espera de los presidenciables.

 

Ellos –José Antonio Meade, Miguel Ángel Osorio Chong, Aurelio Nuño y José Narro Robles– se pusieron de acuerdo con la agenda propuesta por Ángel Aceves del Olmo.

 

No importa: ¿qué ganaban con ir a saludar a una gerontocracia cada día más alejada de los obreros?

 

 

2.La firma española Cuatrecasas abrió oficinas en México para promover inversiones cuando más se necesitan ante el riesgo de la cancelación del tratado comercial con Estados Unidos y Canadá.

 

Su presidente, Rafael Fontana, hizo un foro con personajes como el ex comisionado europeo António Vitorino y el ex presidente Felipe Calderón, quienes pidieron facilitar el libre comercio y regular sectores clave como el energético.