Álvaro Mutis (Bogotá, Colombia, 25 de agosto, 1923, Ciudad de México, 2013) ha sido sin duda uno de los escritores de habla hispana más destacados de nuestro tiempo, poeta de gran riqueza expresiva, cuyo fallecimiento representa una gran pérdida para las letras del mundo. Su obra recibió en vida del autor grandes reconocimientos internacionales como el Premio Xavier Villaurrutia, el Príncipe de Asturias de las Letras, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, así como el Premio Cervantes.

 

El cuerpo del poeta y escritor será velado este lunes 23 de septiembre a partir de las 10:00 horas en la funeraria García López de San Jerónimo.

 

La importancia de la obra literaria de Álvaro Mutis, señaló el escritor Hugo Gutiérrez Vega, “es que describe un mundo perdido, la antigua Colombia de los propietarios rurales, como los de la familia Mutis”, así como la creación de personajes emblemáticos como Maqroll el Gaviero.

 

“Yo diría –apuntó Gutiérrez Vega en entrevista con el Conaculta– que es de los principales escritores colombianos de nuestro tiempo y latinoamericanos, fue además un maestro, el personaje de Maqroll el Gaviero, es uno de los personajes centrales de la poesía latinoamericana contemporánea”.

 

Además de ser un escritor muy importante –agregó– tuvo como gran virtud el no creerse importante, a pesar de haber creado a ese personaje tan emblemático que es un alter ego, que es y no es, el mismo Álvaro Mutis.

 

Maqroll, apuntó, es uno de los personajes más conocidos, ya que los libros de poesía del colombiano han sido traducidos a varios idiomas “y lo que a todo el mundo le interesa, quién es Maqroll, de dónde viene y a dónde va”.

 

Como un hombre ingenioso, de gran sentido del humor y sobre todo, muy culto, calificó el escritor Hugo Gutiérrez Vega al poeta y novelista colombiano Álvaro Mutis, quien el pasado 25 de agosto cumplió 90 años, de los cuales vivió más de 50 años en México

 

“Fue un hombre muy ingenioso, muy amable, muy educado, con un gran sentido del humor, a pesar de la enfermedad que lo hacía temblar constantemente y, por lo tanto, debería tener un humor endemoniado pero no, siempre se mantuvo optimista, viendo la vida, caminando la vida y gustando de la vida.

 

“Además de ingenioso, era muy culto, un erudito, sabía mucho de muchas cosas, sobre todo de literatura y de historia de la literatura, aunque también de política y de sociología, aunque en esto fue bastante conservador, decía que la última buena noticia que le interesó en política, fue la caída de Constantinopla a manos de los turcos”, acaecida en 1453.

 

La vida de Álvaro Mutis fue intensa, pues con tan sólo dos años de edad, a causa de la profesión de su padre, se fue a vivir a Bélgica e hizo sus primeros estudios en Bruselas. Realizó viajes constantes durante las vacaciones entre Europa y Colombia, a donde regresó a vivir tras la muerte de su padre en 1931, para instalarse en una finca cafetalera y cañera en Coello, cerca de Tolima, que había fundado su abuelo y que heredó su madre.

 

De esas primerias travesías surge su fascinación por el mar y los barcos. El contacto físico con el trópico, con el clima de la tierra caliente, el aroma del café, el plátano y los árboles frutales, marcarían su posterior producción literaria.

 

De hecho, el autor colombiano reconocía que “todo lo que he escrito está destinado a celebrar, a perpetuar ese rincón de la tierra caliente del que emana la substancia misma de mis sueños, mis nostalgias, mis terrores y mis dichas. No hay una sola línea de mi obra que no esté referida, en forma secreta o explícita, al mundo sin límites que es para mí ese rincón de la región de Tolima, en Colombia”.

 

Muy joven, en 1941 y con sólo 18 años, contrajo matrimonio con Mireya Durán, con quien tuvo tres hijos y en 1942 para ganarse la vida, comenzó a trabajar en la emisora de radio Nuevo Mundo, después pasó a ser relacionista público de varias empresas como Esso, Standard  Oil y Columbia Pictures, empleos en los que viajaba constantemente y que le dieron la oportunidad de conocer su país y muchas partes del mundo.