El químico austríaco-estadunidense Carl Djerassi, uno de los “padres” de la píldora anticonceptiva, murió anoche a causa de un cáncer en San Francisco, Estados Unidos.

 

Es “una pérdida horrible”, dijo el director del museo Albertina de Viena, Albrecht Schröder, al informar sobre el fallecimiento de Djerassi a la agencia austríaca APA.

 

Nacido el 29 de octubre de 1929 en una familia judía en Viena, Djerassi, profesor universitario, novelista, dramaturgo, poeta, empresario, ha pasado a la historia como “la madre de la píldora”, tal y como él mismo se denominó en una autobiografía.

 

Sin imaginarse el éxito que iba a tener la píldora por facilitar el sexo sin procreación, el polifacético científico desarrolló en 1951 junto con el mexicano Luis Miramontes y el húngaro-mexicano George Rosenkranz, la “progestina 19-noretisterona”, una sustancia más resistente que la hormona natural.

 

Esa fue la base para la píldora anticonceptiva, que empezó a venderse en Estados Unidos en el año 1957 y de ahí en todo el mundo.

 

En sus novelas y obras de teatro se ha mantenido fiel a sus grandes temas: la ciencia, el sexo y la reproducción.

 

Autor de numerosas obras científicas, también destacó como coleccionista de arte.

 

Poseía una de las mayores colecciones privadas de obras del pintor suizo Paul Klee (1879-1940), que donó a medias al Albertina y al Museo de Arte Moderno de San Francisco.

 

Djerassi, como muchos otros judíos, tuvo que huir en 1938 del régimen nazi del dictador Adolf Hitler, y emigró un año después a Estados Unidos, donde con 21 años se licenció en química orgánica.

 

Muy lúcido y conversador en tres idiomas (inglés, alemán y español), vaticinó en declaraciones a EFE en Viena en 2013, ya casi con 90 años, que en el futuro primará en el mundo desarrollado la procreación sin sexo.

 

“La posibilidad de congelar óvulos abre nuevas perspectivas. Y es una opción que van a empezar a utilizar las mujeres más educadas y ambiciosas”, aseguró.

 

Según su visión, las mujeres empezarían a guardar sus óvulos jóvenes como “un seguro” para la maternidad, y tanto hombres como mujeres conservarán su material reproductivo en su momento de mayor fertilidad y calidad, a los 17 ó 18 años.

 

En su última autobiografía pasa revista a su vida: la huida de Viena en 1938 con el ascenso de los nazis, su llegada a EU como refugiado judío, la síntesis en un laboratorio de México de la píldora anticonceptiva en 1951 y su amor por la escritura.

 

Y también relata con crudeza y honestidad el suicidio de su hija, una joven pintora (28 años), una tragedia sucedida 1978, pero de la que confiesa no haberse recuperado todavía.

 

De esa muerte surgió su programa para establecer una colonia para jóvenes artistas. “Quise crear algo con vida de su muerte”, confesó Dejarassi.

 

 

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