CIUDAD DE VATICANO. Por primera vez una expedición latinoamericana, compuesta por nueve integrantes argentinos, logró conquistar el Polo Norte llevando consigo el mensaje del Papa Francisco en defensa del medio ambiente.

 

Tras esa inédita travesía, algunos de los expedicionarios viajaron hasta El Vaticano para saludar personalmente al pontífice y agradecerle el apoyo, ya que él les había agradecido por su labor de sensibilización con respecto a la naturaleza en una inesperada carta que les mandó en medio de su viaje.

 

“El Papa está muy orgulloso de la expedición y nos agradeció que ayudemos a difundir el mensaje de Laudato Si”, reveló en entrevista con Notimex el artífice de la expedición, el oficial de la reserva del Ejército argentino, Santiago Martín Tito.

 

Se refirió, con esas palabras, a la carta encíclica sobre el cuidado de la “casa común”, en la cual el líder católico denunció el impacto en el planeta del calentamiento global.

 

“Arrancamos la expedición con tres objetivo: la sensibilización sobre el cambio climático, realizar muestras para el instituto antártico argentino y poder llevar la bandera argentina al Polo Norte para representar a todo nuestro pueblo”, explicó.

 

Los nueve integrantes del grupo de entre 27 y 51 años, ocho militares y un civil, tardaron 10 días en transitar los 111 kilómetros correspondiente al último grado terrestre en el Círculo Polar Ártico. Dos de ellos son padre e hijo, Gustavo y Emiliano Curti, también ese un detalle único.

 

Ellos fueron la primera delegación de un país latinoamericano en conquistar el Polo. Tardaron un año de preparación con entrenamientos en diversas localidades del sur argentino.

 

Su periplo comenzó el pasado 13 de abril, pero llegaron a Noruega desde el 28 de marzo para aclimatarse. Allí realizaron sus últimos días de entrenamiento y desde ese lugar se trasladaron hasta el punto de partida.

 

Todo el recorrido lo transitaron portando esquís de fondo, soportando temperaturas de entre 25 y 30 grados bajo cero. Mientras caminaban debían portar sólo una camiseta térmica, un polar y una chamarra para evitar que el sudor del movimiento mojase los equipos y desencadenase una hipotermia.

 

“Los descansos debían ser muy cortos porque el cuerpo bajaba de temperatura muy rápidamente y se podía entrar en hipotermia. Cinco horas de marcha seguidas, cada hora por siete minutos de descanso por reloj”, indicó Tito.

 

Durante todo el recorrido cada uno ingirió mil 500 calorías por día en una dieta a base de chocolates, barras proteicas, pan y 300 gramos de manteca. A esas temperaturas el cuerpo consume dos mil 200 calorías sólo en generar calor.

 

Entre otras cosas, tuvieron comunicaciones particulares. En una de las jornadas se comunicaron con la Base Belgrano II de Argentina en la Antártida, el Polo Sur. Así, hablaron los dos argentinos más alejados del mundo.

 

Al tercer día de camino, vía enlace satelital, les llegó una carta enviada desde El Vaticano. En ella, el Papa Francisco aseguró que esa travesía mostró que, “con amor, con esfuerzo y trabajando en equipo, es posible transformar los viejos muros en puentes”.

 

“Estoy convencido de que el problema es grave y que iniciativas como la que ustedes están implementando ayudan a tomar conciencia sobre la degradación del ambiente, el agotamiento de las reservas naturales, la contaminación y también por la gravemente desigual distribución de las riquezas”, agregó.

 

El mensaje los sorprendió y motivó. Así emprendieron con más ahínco los 15 kilómetros de marcha diarios sobre un desierto blanco y perenemente iluminado, donde el sol nunca se ocultaba pero tampoco calentaba.

 

Finalmente, el 22 de abril a las 17:00 horas alcanzaron el Polo Norte geográfico. El único lugar del mundo en el cual todos los caminos conducen al sur. Ahí mismo fueron rescatados por un helicóptero ruso que los condujo a la base.

 

Volvieron a su país con 10 muestras de hielo y agua de mar que servirán para investigaciones científicas del Instituto Antártico Argentino.

 

“El Ártico es la máxima expresión del cambio climático, la temperatura promedio ahí aumentó dos grados en los últimos 10 años, eso se ve porque cada vez hay más agua que hielo. Nosotros caminábamos sobre una capa de nieve de cinco centímetros que antes era todo hielo”, advirtió Santiago Martín Tito.

 

“El paisaje del Ártico se está asemejando al norte de Alaska y Canadá justamente por el cambio climático. Eso comporta peligros concretos para expedicionarios como caerse al agua o que las bases rusas tengas que ser cambiadas”, agregó.

 

Reconoció que el Papa se han convertido en una personalidad referente en la lucha contra el cambio climático y sostuvo que él también comprendió que el Ártico es un símbolo de una realidad que se va a extender a todo el mundo.  dmh