WASHINGTON. Un policía blanco que en abril pasado mató en la ciudad de Milwaukee a un hombre negro desarmado, quien recibió catorce disparos, no será imputado por delito alguno, informó hoy la Fiscalía.

 

Se trata del tercer caso, en menos de un mes, de un agente blanco contra el que no se formulan cargos por la muerte de un ciudadano negro desarmado en el país norteamericano, un asunto que ha desatado numerosas protestas en ciudades de todo Estados Unidos.

 

En un informe divulgado hoy, el fiscal del Distrito del Condado de Milwaukee, John Chisholm, indicó que el entonces policía Christopher Manney -despedido del cuerpo el pasado octubre no por el tiroteo, sino por incumplir las reglas del departamento policial- actuó en defensa propia cuando disparó contra Dontre Hamilton.

 

“Esto fue un incidente trágico para la familia Hamilton y la comunidad”, afirmó Chisholm.

 

“Pero, según todas las pruebas y análisis presentados en este informe, he llegado a la conclusión de que el uso de la fuerza del agente Manney en este incidente fue en defensa propia justificada”, explicó el fiscal.

 

En función de esa versión de los hechos, Chisholm no vio un argumento “razonable” con el que “acusar al agente Manney de un crimen”.

 

La familia de Hamilton ha pedido en varias ocasiones que se formulen cargos con el agente, al igual que han exigido las manifestaciones que han tenido lugar en Milwaukee en protesta por la actuación del agente.

 

Manney disparó catorce veces contra Hamilton, de 31 años, el pasado 30 de abril, durante un suceso que empezó cuando empleados de una cafetería llamaron a la Policía quejándose de que la víctima dormía en un parque del centro de la ciudad.

 

Un par de agentes comprobaron sobre el terreno los hechos y concluyeron que Hamilton no suponía ninguna amenaza, según una investigación interna de la Policía.

 

De acuerdo con la indagación policial, Manney no tuvo constancia de la intervención de sus compañeros, acudió al parque y empezó a cachear a Hamilton, quien se revolvió y le arrebató la porra para golpearle en el cuello.

 

Finalmente, Manney propinó catorce disparos a Hamilton en cuestión de tres o cuatro segundos, según el informe del fiscal.

 

Días después del tiroteo, la Policía alegó que el fallecido sufría problemas mentales, mientras su familia afirmó que recibía tratamiento por esquizofrenia, pero no era violento.

 

La familia había pedido a la Policía que impartiera entrenamiento a los agentes para afrontar situaciones de personas con problemas psiquiátricos, aunque Manney no recibió curso alguno.

 

La muerte de Hamilton precedió a las de otros dos ciudadanos negros: Michael Brown, en Ferguson; y Eric Garner, en Nueva York, que murieron en agosto y julio, respectivamente, a manos de policías blancos.

 

Esos dos sucesos desataron una oleada de manifestaciones en todo el país contra la violencia racial de las fuerzas de seguridad.

 

El propio presidente de EU, Barack Obama, ha admitido que esos casos representan un “problema nacional” y ha reafirmado su compromiso con el mejoramiento de la relación entre la Policía y las minorías del país.

 

AH