La voz de Agustín Carstens tiene peso en el concierto financiero internacional. Hace tres años, en plena crisis económica global, compitió con la francesa Christine Lagarde para encabezar el Fondo Monetario Internacional (FMI). Cuando se le pregunta por sus expectativas sobre la normalización de la política monetaria estadounidense que ha emprendido la Reserva Federal, dice que no sería remoto que la Fed concluyera en este mismo año su reacomodo cuantitativo, mientras continúa con su política de bajas tasas de corto plazo.

 

Los altos precios vistos recientemente en México le preocupan al gobernador y acepta que hay un contagio a raíz de las alzas en los precios públicos. “El contagio en los precios debe ser limitado” dice, pero ataja: “responderemos ágilmente” ante lo que considera incrementos transitorios y que afectan a un limitado número de bienes y servicios.

 

— Todo apunta a que la Reserva Federal se encamina hacia un nuevo recorte en su programa de compra de bonos, por la fortaleza de la economía estadounidense ¿Acaso es un signo de que la economía mexicana podría crecer más de lo previsto?

 

— De alguna manera ya se tiene incorporada una mayor tasa de crecimiento para la economía de EU dentro de los pronósticos que se han venido manejando, cuando menos en el caso de Banxico. Es precisa la pregunta en el sentido de que la Fed ha dicho que en la medida de una mayor recuperación económica, irá retirando el grado de acomodo de su política monetaria. Si en las próximas reuniones deciden continuar con la eliminación del grado de acomodo, de alguna manera significará mejores perspectivas de crecimiento para México.

 

— ¿Ha desaparecido aquel temor de una ‘tormenta perfecta’ en la economía mundial que comentó en Singapur hace un año?

 

— Hay que seguir muy pendientes de ello. Sin duda un aliciente muy grande, que era una política monetaria crecientemente ‘acomodaticia’ en el mundo, es un tema que prácticamente ha desaparecido. Debemos recordar que hace un año la Reserva Federal seguía sin dar señales claras de regresar a una normalidad en su política; y por otro lado el Banco de Japón lanzó una política monetaria francamente expansionista. Entonces, junto a la política del Banco Central Europeo muy ‘acomodaticia’, teníamos una creación de liquidez brutal y la posibilidad de que muchos recursos se canalizaran a países emergentes y comenzaran a distorsionar los precios. Esto no ha sucedido porque algunos bancos centrales grandes, como la Fed, han iniciado un largo proceso a la normalización. Eso generó mucha volatilidad en los mercados y limpió las posiciones y el apetito por exponerse al riesgo por parte de muchos inversionistas. Creo que estamos viendo mercados más ordenados y menos volátiles.

 

— Para México y los países emergentes es importante el ritmo al cual la Fed normalice su política monetaria, ¿Qué escenario base se plantea?

 

— Nosotros debemos trabajar con la información que nos ha dado la Reserva Federal. No tenemos información privilegiada, sino lo que nos ha dado a los mercados y a la sociedad en su conjunto. Ahora, uno de los aspectos que me gustaría destacar, y no es muy perceptible, es que hay un esfuerzo de ‘suavizar’ el efecto cuantitativo de su ajuste en políticas, a través de, en buena parte, la política de comunicación, que es una forma de tomar ciertos compromisos. En inglés, esas dos partes manejadas por la Fed son la quantitative easing (flexibilización cuantitativa), que es donde está reduciendo el monto de activos que está comprando; y el forward guidance, donde el Fed ha tratado de enfatizar que mantendrá las tasas de interés a corto plazo muy bajas por un tiempo mayor. Han intentado jugar con esas dos variables para tranquilizar al mercado, por ello en este año no sería remoto que terminaran con el reacomodo cuantitativo y sigan con su política de compromiso para mantener tasas de interés a corto plazo bajas durante un periodo prolongado.

 

— La reducción de estímulos monetarios por parte de la Fed provoca zozobra y lo vemos en mercados como Turquía, Brasil, India e Indonesia, aunque con fundamentales más débiles que México. Aquí se han presionado las tasas a largo plazo lo que podría dañar el crecimiento al afectar el crédito. ¿Se corre el riesgo de que estas tensiones se agudicen?

 

— México tiene fundamentos económicos diferentes a la mayoría de países emergentes. Si vemos el desempeño de, por ejemplo, los spreads que miden el riesgo crediticio soberano, la nuestra es de las pocas naciones en el que —durante el año pasado— bajó en comparación con las monedas del resto de países emergentes. Ahora alrededor del mundo se está haciendo mucho énfasis en las reformas estructurales y entre los mercados existe la percepción de que vamos un paso adelante por las reformas realizadas. Obviamente todavía no se ve reflejado al cien por ciento su efecto porque faltan leyes secundarias o implementar bien las reformas. Otro tema importante es que de los países mencionados, prácticamente todos tienen elecciones lo que da un ingrediente de incertidumbre adicional. Pero el aumento en la tasa de largo plazo es parte de la normalización. Si vemos los factores que podrían explicar un incremento en la pendiente de la curva, son: mayor expectativa de inflación, mayor riesgo soberano, expectativas cambiarias y solidez; el llamado ‘premio al plazo’ que tiende a subir cuando hay más esperanzas de crecimiento. Realmente el anterior es el factor que está dominando y si vemos la curva en pesos contra la curva en EU, el movimiento es el mismo: las perspectivas cambiarias en México no han empeorado, el riesgo soberano tampoco, las expectativas de inflación a mediano plazo están bien ancladas.

 

— El FMI dio a conocer sus previsiones para 2014. Su directora-gerente, Christine Lagarde, se vio optimista sobre el crecimiento. ¿Comparte ese optimismo?

 

— Diría que es optimismo dentro de un escenario negativo. Lo que nos dicen los pronósticos del FMI es que vamos a estar ‘menos peor’ que el año pasado porque si tomamos en cuenta sus expectativas la economía mundial sigue creciendo por debajo de su potencial; tanto en los países avanzados como emergentes.

 

— ¿Le parece demasiado precavida la previsión de 3% de crecimiento para México en el año?

 

— Yo creo que sí, se vieron un poco prudentes. Nosotros lo tenemos como ‘piso’. Parece que quisieran ver más avance en la parte de las reformas, las leyes secundarias y su implementación. También el FMI está dando más peso a que la volatilidad internacional afecte el crecimiento de los países emergentes. De hecho un punto con el cual nos distinguen, es que bajan la calificación de varias naciones emergentes, pero la de México no. Pero sigue siendo muy estricto.

 

— ¿Cuál es el mayor temor en materia de precios para este año?

 

— Vamos a tener una situación muy particular en los próximos meses; de hecho en las próximas semanas. Por razones de las medidas asociadas al paquete fiscal tendremos una inflación por arriba del 4%. No es, dado los datos preliminares que hemos visto, un tema exclusivo del paquete fiscal, también el clima ha provocado que algunos precios agropecuarios estén más altos de lo debido. También se ha juntado el ajuste en algunos precios de transporte urbano, precios que son regulados, que son parte de la inflación no subyacente y que no responden a la política monetaria. Pensamos —y es tema muy importante que se discutirá en la junta de política monetaria la próxima semana— en qué tanto este incremento puede ser perdurable, puede generalizarse o si requiere un ajuste en la postura monetaria. Diría que estos ajustes son transitorios, cambios en precios relativos, que están afectando un grupo limitado de bienes y servicios. Para lo que estará muy vigilante el Banco de México es que este proceso no afecte las expectativas de inflación de mediano plazo.

 

— En este año tendremos, otra vez, un impacto importante por el incremento a las gasolinas.

 

— Sin duda.

 

— ¿Hay riesgos reales de una contaminación generalizada sobre los precios en la economía o está descartado este riesgo?

 

— Le damos una probabilidad baja. Dado que aún hay una brecha de producto negativa, es decir, que la economía está creciendo por debajo de su potencial, es relativamente más difícil que se dé ese contagio. Pensamos que el contagio debe ser limitado, pero el Banco y la Junta de Gobierno se mantendrán vigilantes a que, si eso sucede, se pueda responder de manera ágil.

 

— Este bajo crecimiento y la holgura del mercado laboral significan que el poder adquisitivo de los salarios y la masa salarial no están creciendo como deberían hacerlo. Es decir, son buenas noticias para el banco central, pero no tan buenas para los empleos y salarios.

 

— No lo celebramos como buenas noticias, nos gustaría enfrentar un entorno diferente. Pero es cierto, en la medida que hay menor crecimiento económico, hay holgura en el mercado laboral y eso implica que los insumos, como la mano de obra, no subirá a tasas aceleradas. Eso quita presión a la dinámica inflacionaria.

 

— ¿Está el país en un ‘mexican moment’?

 

— Poner etiquetas a los países es muy complicado. México está viviendo un momento de cambio. Pondero el valor de las reformas estructurales que se pedían desde hace muchos años. Hemos dado pasos muy importantes hacia adelante y todavía no se termina el proceso. Hay que llevarlo a buen puerto, ése va a ser el reto para 2014. Yo sí creo que México se está distinguiendo de los demás países emergentes.

 

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