El mexicano Rubén Ramírez Cárdenas, sentenciado a la pena de muerte, será ejecutado este miércoles en la prisión de Huntsville Texas, y de acuerdo con la usanza de la justicia norteamericana, tuvo derecho a una última voluntad, la cual fue ver a su madre Sanjuana Cárdenas.

 

En Estados Unidos, la pena capital es practicada por 31 estados, y en la mayoría de ellos la inyección letal es el principal medio de ejecución. Depende de cada uno de las entidades la forma en que se concede un último deseo al reo condenado a muerte y en la mayoría de los casos, también se le permite una “última cena” con los platillo favoritos del sentenciado.

 

Por ejemplo, John Wayne Gacy, originario de Illinois y conocido como “Pogo el Payaso”, fue acusado por violación y muerte de 33 personas. Antes de cumplir su sentencia a muerte con inyección letal, el hombre de 52 años pidió como última cena: 12 camarones fritos, un cubo de la receta original de pollo KFC, papas fritas y una libra de fresas.

 

En otro caso, Allen Lee Davis De Florida, acusado de robo y 3 muertes, fue sentenciado a la silla eléctrica y para su último platillo solicitó: Cola de langosta, camarones fritos, almejas, pan de ajo y 32 onzas de cerveza A&W.

 

En el caso de Rubén Ramírez Cárdenas, el estado de Texas ya no concede el beneficio de satisfacer el último antojo gastronómico de los sentenciados, por lo que el mexicano no podrá degustar la hamburguesa Whataburguer que solicitó ni las fresas de Irapuato, su tierra natal.

 

Sin embargo, Ramírez Cárdenas, sí vio concedido como último deseo el ver a su madre y convivir con fu familia antes de que se le aplique la inyección compuesta por tres sustancias, una que lo dejará inconsciente, otra que paralizará sus funciones neurológicas y la última que detendrá su corazón, procedimiento que se llevará entre cinco y diez minutos.

ot