“La tarea del Secretario de Estado Rex Tillerson de liderar el Departamento de Estado se acaba de volver mucho más difícil”, ironizó The Washington Post, para anunciar que todo el personal de mayor rango de la cancillería (Departamento de Estado) de Estados Unidos renunció.

 
El plantel entero de altos funcionarios renunció este miércoles, como parte de un éxodo masivo de altos miembros del servicio exterior que no quieren ser parte de la era Trump, escribe el diario.

 
Al parecer las renuncias sucedieron en el mismo momento en que Tillerson se encontraba en la cancillería, manteniendo una serie de reuniones en un intento por adaptarse al terreno.

 
El miércoles por la mañana, el equipo de Trump se encontraba en la búsqueda de un número dos para el Departamento de Estado, puesto para el que sonaba Patrick Kennedy, dice el Post. Es más, Kennedy ocupó ese puesto durante nueve años y estuvo involucrado en la reciente transición presidencial, y se suponía que iba a quedar en el cargo con Tillerson.

 
Pero esa misma la tarde, Kennedy y otros altos funcionarios nuevos renunciaron sorpresivamente.

 
Según el Post, que cita tres fuentes del Departamento de Estado, se trata de la Encargada de Administración del Departamento, Joyce Anne Barr; el Encargado de Asuntos Consulares, Michele Bond, y el embajador Gentry O. Smith, director de la Oficina de Misiones Exteriores. Todos, diplomáticos de carrera que han servido tanto bajo administraciones demócratas como republicanas.