WASHINGTON.- Desde hoy, los viajes y el comercio con Cuba tendrán nuevas restricciones para los estadounidenses, con lo cual se cumple la promesa del Presidente de EU, Donald Trump, de frenar el acercamiento iniciado con La Habana por su predecesor, el demócrata Barack Obama.

 

El Gobierno de EU, a través de los departamentos de Estado, Tesoro y Comercio, publicó las nuevas regulaciones que entran en vigor este 9 de noviembre tras su publicación en el Registro Federal para dar cumplimiento al memorando en el que Trump fijó en junio pasado su política hacia Cuba, que paraliza la apertura sin suspender las relaciones diplomáticas.

 

Las regulaciones incluyen una nueva lista de 180 entidades gubernamentales, como agencias y compañías de turismo, vinculadas a las fuerzas armadas cubanas, con las que los estadounidenses tendrán prohibido hacer negocios. Las sanciones alcanzan a 83 hoteles y al nuevo centro comercial de lujo de La Habana.

 

Los estadounidenses que quieran viajar a la isla deberán mostrar un “cronograma completo” con actividades que apoyen a los cubanos y muestren una “interacción significativa” que vaya más allá de alojarse en casas, comer en restaurantes privados o comprar en tiendas privadas, dijo a periodistas un funcionario de Washington en una conferencia telefónica.

 

Los cambios buscan impedir que el comercio y las visitas turísticas de estadounidenses beneficien a las fuerzas armadas y a los servicios de inteligencia y seguridad del Gobierno comunista de Cuba, informó la Casa Blanca.

 

Washington expandirá la lista de funcionarios del Gobierno cubano excluidos de hacer transacciones, al tiempo que establecerá una política para impedir exportaciones a entidades cubanas sancionadas, precisó el Tesoro.

 

Pero el Gobierno de Estados Unidos, que mantiene un embargo comercial a la isla desde hace más de medio siglo, permitirá las transacciones comerciales y los viajes acordados antes de estos nuevos cambios.

 

En la lista de entidades sancionadas aparece la zona de desarrollo especial del Mariel, que el Gobierno cubano espera convertir en un importante centro industrial y portuario del Caribe con ventajas fiscales y aduaneras.

 

Las nuevas restricciones suponen un impacto directo al turismo de Cuba que el año pasado registró un reponte de visitas estadounidenses; en 2016, aumentaron 34% respecto al año anterior y en los primeros cinco meses de 2017 se igualó el número de viajeros del año anterior.

 

Congresistas cubano-estadounidenses celebraron las restricciones implementadas, pero se mostraron “decepcionados” y cuestionaron su total efectividad.

 

El senador por Florida Marco Rubio lamentó que en la lista de restricciones no se hubiera incluido al grupo hotelero Gran Caribe y a la cadena Cubanacán.

 

Cualquier avance en la relación bilateral “dependerá enteramente de la voluntad del Gobierno” del presidente Raúl Castro de mejorar las vidas de los cubanos, advirtió, por otra parte, un funcionario de la Casa Blanca, tras acusar al ex presidente Obama de “ignorar” los abusos contra los derechos humanos cometidos en la isla.

 

 

Nominada para Seguridad rechaza muro de costa a costa

La nominada para dirigir el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de EU, Kirstjen Nielsen, insistió ayer en que “no es necesario un muro de costa a costa”, en referencia a la barrera prometida en la frontera sur con México por el presidente Donald Trump.

 

“No es necesario un muro que vaya de costa a costa”, afirmó Nielsen en una audiencia de confirmación en el Comité de Seguridad Nacional del Senado.

 

Nielsen, que ha sido designada para sustituir a John Kelly después de que éste fuese nombrado jefe de gabinete del presidente Trump, remarcó que “la tecnología debe jugar un papel importante”, unas declaraciones similares a las expuestas por su predecesor.

 

Xavier Rodríguez

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Y demócratas celebran nuevo golpe a Trump

Un año después de sufrir una inesperada derrota en las elecciones presidenciales de EU que ganó Donald Trump, el Partido Demócrata celebró ayer sus notables victorias en los comicios del martes pasado.

 

Uno de los demócratas que mejor ha expresado este sentir ha sido el ex vicepresidente Joseph Biden, quien en su cuenta de Twitter calificó de “sonora derrota para el presidente (Donald) Trump” los resultados de unas elecciones en las que los “votantes rechazaron las feas políticas” vistas a lo largo del último año.

 

Trump, en contraste, ha querido evitar que se le pudiera señalar como máximo responsable de los malos resultados obtenidos por su partido en una jornada en la que estaban en juego los Gobiernos de los estados de Virginia y Nueva Jersey, así como multitud de cargos municipales a lo largo de todo el país.

 

“Ed Gillespie trabajó duro, pero no me representaba a mí o a aquello que yo defiendo”, escribió desde China el mandatario en su cuenta de Twitter, en referencia al candidato republicano derrotado en Virginia.

 

Aparte que esos dos cargos de gobernador en juego, también destaca que el triunfo del demócrata Bill de Blasio, quien resultó reelegido como alcalde de la Nueva York natal del presidente.

 

La opinión expresada por los ciudadanos en las urnas puede interpretarse como un claro “no” de parte de la población a algunos de los principios fundamentales de la Administración del multimillonario, de acuerdo con expertos.

Más allá de los número parece evidente que el actual Gobierno ha generado un incipiente movimiento de resistencia.

 

Feministas, negros, transexuales, inmigrantes, refugiados y personas contrarias a la venta indiscriminada de armas optaron por dar un paso al frente y presentarse como candidatos.

 

Llama la atención el caso de la demócrata Ashley Bennett, que en su primera experiencia política se impuso en la carrera por ser representante del condado de Atlantic (Nueva Jersey) al republicano John Carman, quien en enero celebró el final de la Marcha de las Mujeres que tuvo lugar en el país con las palabras “justo a tiempo para preparar la cena”.

 

Otro caso de aparente justicia poética es el de Danica Roem, la primera mujer transexual que ejercerá de congresista por el estado de Virginia y que derrotó al conservador Bob Marshall, firme opositor a la legislación que permite a las personas transgénero utilizar el baño que prefieran en los colegios públicos.

 

 

 

*edición impresa 24 Horas

 

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