Todo México está preocupado por la situación que estamos viviendo, pues parece que las cosas se están saliendo de control y ahora los famosos alzan la voz. Primero fue Eugenio Derbez a través de un video, quien dijo estar en desacuerdo con lo sucedido con los normalistas y la poca respuesta de las autoridades. Ahora Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro condenaron los hechos ocurridos en el municipio de Iguala en Guerrero, donde desaparecieron 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa.

 

Cuarón fue homenajeado en Nueva York y al recibir el premio enfocó su discurso a los hechos sucedidos en nuestro país, ya que lo considera más importante que el cine:

 

“¿Cómo puedes volver al cine cuando está sucediendo esto en un país que está vecino a este país? No me interesa hablar de lo otro. Nos queremos sumar a esta sociedad que está tomando cada uno de estos foros”, dijo Alfonso, quien criticó a las autoridades: “Esto trasciende un problema local y pone en evidencia un problema sistémico donde en el mejor de los casos hay una apatía y una ineptitud por parte de las autoridades, y en el peor de los casos hay una coalición”.

 

The Museum of Modern _Ramí

 

El cineasta señaló la necesidad de que la sociedad mexicana se una y proteste, porque cada día hay menos seguridad y más violencia.

 

Por su parte, Del Toro apoyó dichas declaraciones y señaló que otro tema relevante es la violación a los derechos humanos:

 

“Es importantísimo que la gente en el poder entienda que los ojos del mundo están mirando hacia México y que de la reacción que tengamos por parte de ellos dependerá muchísimo la posibilidad de podernos considerar país, considerarnos humanos”.

 

Lo cierto es que el medio artístico que normalmente se manifiesta al margen de la política para no meterse en líos, ahora también habla de los problemas por los que atraviesa nuestro país y se suman a una sociedad indignada, molesta y desconcertada con todo lo que vivimos en la actualidad y ojalá sirva como medio de presión y así podamos exigir respuestas y no escuchar simples pretextos.

 

Hay más… pero hasta ahí les cuento