Nadie entiende por qué las actrices se empiezan a operar desde tan jóvenes y, sobre todo, cuando son tan bonitas. Algo pasa con su autoestima, pues nada les parece suficiente y su aspecto no les gusta, hasta el punto de recurrir a las cirugías plásticas, aunque no las necesiten.

 

Danna Paola hizo la obra de teatro Wicked y le fue muy bien, estuvo en temporada más de un año y recién participó en el doblaje de la película Home, junto a Luis Gerardo Méndez. Así que en cuestiones laborales le ha ido muy bien, sin embargo, decidió darle un cambio a su cara y se operó la nariz.

 

columna danna paola

 

No es que se vea mal, quedó muy linda, pero sólo tiene 19 años y eso de empezar por el camino de las cirugías las hace caer en un problema peor, pues se les hace fácil y cualquier cosa que les molesta corren con el doctor para que las transforme.

 

Hay muchos ejemplos. Belinda es guapísima y ya empezó con las cirugías desde hace tiempo, un arreglito en la nariz y en los pómulos; quedó muy bien, pero esperemos que ahí se quede, porque si no con los años se ven terribles.

 

Anahí es una de las cantantes más atractivas, pero también hizo lo propio, mismo caso que el de Eiza González… en fin, la lista es interminable. Algo pasa, pues parece que les exigen determinadas características para ser parte del medio artístico, porque todas se acaban viendo iguales.

 

Algunas se pasan y parecen clones, ya no sabes quién es quién, porque adoptan el mismo look, el mismo corte de cabello y la misma nariz, como si al no tenerla finita y respingada no tuvieran posibilidades de triunfar.

 

Por eso insistimos que actrices como Ana De la Reguera y Aislinn Derbez se ven muy bien con su nariz y ojalá no recurran a la cirugía, porque tienen una personalidad distinta y saltan de lo común, y eso en cuanto a belleza se refiere, porque talento tienen y de sobra.

 

Está perfecto que exista un remedio para los pequeños defectos y que gracias al bisturí cambies algo que no te guste de tu cara o de tu cuerpo, pero sin que se convierta en una obsesión que degenere en algo enfermizo y después se realicen procedimientos estéticos sin ton ni son.

 

Hay más… pero hasta ahí les cuento.