MADRID. España celebrará elecciones legislativas el próximo 26 de junio, apenas seis meses de las últimas, en una muestra del fracaso negociador de los políticos del país, incapaces de llegar a un acuerdo para tener un nuevo gobierno.

 

El 20 de diciembre pasado los comicios dieron ganador al PP (centroderecha), con 123 escaños, seguido del PSOE (noventa), Podemos (izquierda antiausteridad, 69) y Ciudadanos (liberales, cuarenta), por delante de pequeñas formaciones nacionalistas y de izquierda.

 

Los meses transcurridos han deparado varios hechos novedosos, como el hecho de que el rey Felipe haya tenido que mantener tres rondas de entrevistas con líderes políticos para proponer candidato al gobierno, entre las que sólo lo consiguió en una.

 

Por primera vez un político rechazó el ofrecimiento del monarca de aspirar a encabezar el Ejecutivo: Mariano Rajoy (PP), que es presidente desde diciembre de 2011, declinó aceptar el encargo con el argumento de que no contaba con más apoyo que el de su partido.

 

Sánchez sí aceptó en segunda instancia y fue derrotado a principios de marzo en las dos votaciones en el Congreso, con 131 escaños a favor en un hemiciclo de 350 diputados.

 

La primera de esas votaciones puso en marcha el reloj político, ya que la Constitución española establece que si antes de dos meses no había nuevo Ejecutivo el Parlamento se disolverá y se convocarán nuevos comicios.

 

Aunque quedan seis días ya no hay margen para nuevas propuestas, como constató hoy Felipe VI después de dos días de entrevistas con los líderes políticos.

 

No existe un candidato que cuente con los apoyos necesarios” para que el Congreso de los Diputados le otorgue su confianza, subrayó la nota emitida por la Casa Real.

 

A partir de ahora empieza la precampaña para el 26 de junio, aunque el tono propio de ese período previo a las urnas lleva ya instalado ya desde hace semanas en la política española.

 

Ahora empieza también el cruce de acusaciones sobre quién es el culpable de esta situación: el PP responsabiliza a todos, los socialistas echan la culpa a los populares y a Podemos y éstos al PSOE.

 

El líder socialista Pedro Sánchez quiere hacer valer el hecho de haber sido el único con coraje para intentar un acuerdo de gobierno, aunque su pretensión de sumar a Ciudadanos y Podemos se ha revelado imposible por las incompatibilidades de ambos.

 

Rajoy, que no ha participado en ninguna negociación, apuesta por acuerdos con los socialistas y los liberales si tras los próximos comicios sigue sin haber mayorías.

 

Pablo Iglesias, el líder de Podemos, insistirá como hasta ahora en que un gobierno de cambio sólo tiene sentido entre formaciones de izquierda, mientras suspira por superar a los socialistas en votos y convertirse en el referente de la izquierda en España.

 

Por su parte, Ciudadanos ha fomentado la imagen de partido favorable a los consensos -gracias al pacto con doscientas medidas que firmó con el PSOE- y ha intentado ocupar con sus ideas liberales parte del espacio del PP.

 

Las encuestas de estas semanas con vistas a los comicios de junio ofrecen un panorama parecido al que depararon las urnas en diciembre pasado, lo que hace prever que dentro de dos meses los partidos tendrán que volver a la mesa para hacer efectivas las palabras en favor del pacto.