MADRID. Bastó que el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, se reuniera con la esposa del dirigente opositor venezolano Leopoldo López, detenido hace meses por su presunta responsabilidad en las protestas desatadas en Venezuela en febrero, lo que provocó una airada reacción del presidente venezolano, Nicolás Maduro, quien apenas el mes pasado tomó la decisión de ordenar al canciller Rafael Ramírez que revisara las relaciones diplomáticas con España, debido a las declaraciones “injerencistas” de Rajoy por manifestar su “preocupación” ante el encarcelamiento del dirigente.

 

Ese apenas fue un episodio para que las relaciones entre ambos países se tensaran. Aye, el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, afirmó que España está teniendo un “criterio pragmático” en las tensiones diplomáticas que se están viviendo con Venezuela y añadió que “no hay un sólo exceso verbal que sea imputable a la parte española”.

 

García-Margallo se refirió brevemente al actual estado de las relaciones entre ambos países durante su comparecencia a petición propia ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso para explicar la denominada Estrategia de Acción Exterior.

 

Habló acerca de los distintos bloques existentes en América Latina – “no es igual el Alba que la Alianza del Pacífico” – y agregó que España trata de mantener en la medida de lo posible una “relación pragmática y desideologizada”.

 

Se trata – continuó – de resolver los asuntos como se hace en familia: “Teniendo opiniones distintas pero sabiendo que hay un foro donde hablar”.

 

Repitió las palabras que ya dijo en la reciente Cumbre Iberoamericana de Veracruz (México): “Lo que las cumbres no van a ser es Pentecostés, que se aparezca el espíritu santo y las diferencias desaparezcan, yo me haga bolivariano o Maduro (Nicolás, presidente de Venezuela) se haga demócrata cristiano”.

 

“Estamos teniendo un criterio pragmático. En los excesos verbales producidos no hay un sólo exceso verbal que sea imputable a la parte española”, subrayó.

 

García-Margallo tildó en Bruselas de “absoluta y claramente inaceptables” las declaraciones del presidente venezolano, Nicolás Maduro, en las que acusaba al ex presidente José María Aznar de ser responsable de la muerte de iraquíes.

 

El gobierno español expresó el día 13 su “enorme malestar” al gobierno de Venezuela por tales afirmaciones a través del secretario de Estado para la Cooperación e Iberoamérica, Jesús Gracia.

 

Gracia convocó al encargado de negocios de Venezuela en Madrid, Julio García Jarpa, a un encuentro en el Palacio de Santa Cruz, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores.

 

Fuentes diplomáticas subrayaron que en esta convocatoria, que no llamada a consultas, Gracia solicitó al diplomático venezolano que trasladara oficialmente ese malestar a las autoridades venezolanas.

 

Maduro, en un acto público celebrado el día 12 en Caracas, culpó a Aznar de la muerte de más de un millón de iraquíes dado que “él promovió la guerra” de 2003 junto al expresidente de Estados Unidos George W. Bush.

 

También propuso que la Corte Penal Internacional juzgue por crímenes de guerra a todos los “imperialistas” que atacaron Libia, Irak y Siria, y señaló no solo a EU, sino también a Aznar.