Topo Chico era una bomba de tiempo que explotó por la sobrepoblación, la incapacidad del gobierno estatal de controlarlo, la corrupción de las autoridades carcelarias y un sistema judicial que encarcela a personas que han cometido delitos no graves, señalaron organizaciones dedicadas a la reinserción social. La cárcel prendió focos rojos desde 2012, cuando los presos protestaron por las extorsiones que sufrían por parte de los grupos del narco que ahí operaban.

 

La organización Renace -que apoya a reos que buscan su libertad anticipada e imparte talleres ahí- reportó desde 2014 que Los Zetas controlaban los espacios de la cárcel, clasificaban a los internos en las crujías según sus delitos, operaban los restaurantes y cafeterías para los internos, y les cobraban por protección y por pasar a las zonas de visitas familiares.

 

Datos del gobierno de Nuevo León y de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) indican que en el penal de Topo Chico viven cerca de cuatro mil 500 internos lo que representa una sobrepoblación de 26% dado que la cárcel sólo tiene capacidad para tres mil 635 personas. En 2013 la población en ambas áreas, varonil y femenil, rebasaba la capacidad de la cárcel en 55%.

 

Esta situación se deriva de que, según las ONG consultadas que trabajan con internos de los tres penales de Nuevo León (Topo Chico, Cadereyta y Apodaca), 90% de la población carcelaria de Topo Chico es de delincuentes menores, inocentes o no que representan un peligro para la sociedad y podrían purgar una pena no corporal.

 

“En 40% de la población no sabemos si tienen responsabilidad o no de lo que se les imputa. La cárcel es la parte más frágil del proceso de justicia”, dijo la presidenta de Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos A.C., Consuelo Morales Elizondo.

 

“Así como sucedió en la sociedad, donde la delincuencia permeó las instituciones, en el interior de la cárcel se cooptó también a todos y por eso tiene el control la delincuencia. La autoridad no tiene capacidad: no hay presupuesto, no hay personal”.

 

Incendiaron el penal: familiares

 

Según testimonios recogidos por la prensa local en Monterrey, además de los disparos con arma de fuego que reportó el gobierno de Nuevo León, los internos que participaron en el motín ocasionaron un incendio dentro de las instalaciones. El conflicto se extendió cuando algunos internos trataron de huir de la riña pasándose al área femenil; esto fue posible por la falta de infraestructura de seguridad al interior del penal.

 

“Se quemaron la tortillería, los colchones, los pañales y leche de los bebés, mujeres quemadas con bebés cargando, ellas estaban sangrando. Empezaron a golpear todo, vimos humo, se golpeaban unos entre otros, y vimos que unos (presos) no tenían cabezas ni pies”, reportó Multimedios.com.

 

Las primeras horas de este jueves fueron de una tensión extrema para los familiares de los internos de Topo Chico, quienes se mantuvieron fuera de las instalaciones del penal durante buena parte de la mañana exigiendo que les dieran información sobre sus parientes pues aunque ya se sabía que hubo muertos, las confirmaciones y las listas con sus nombres comenzaron a circular después de las 11:00 de la mañana.

 

A través de redes sociales fueron difundidas escenas de mujeres colgadas de las rejas del penal, pidiendo a gritos a las autoridades que les dieran información y llamando por sus nombres a sus familiares.