No es la primera vez que Isabel Arvide pasa revista con su pluma a personajes de la política y del ámbito militar. Hoy va de nuevo sobre algunos de ellos –los de su tiempo– bajo un nuevo hilo conductor: la impunidad.

 

Unas veces como actores, otras como víctimas desfilan por las páginas de su nuevo libro: Entre políticos y rufianes, personajes como Mario Villanueva, Elba Esther Gordillo, Salvador Neme Castillo, Mariano Herrán Salvati, Andrés Granier, Javier Duarte, Humberto Moreira; los generales Jorge Juárez Loera, Jesús Gutiérrez Rebollo, Mario Acosta Chaparro, Ricardo Martínez Perea y el policía Rafael Aguilar Guajardo.

 

Con ese estilo desenfadado tan suyo, la periodista de origen tabasqueño –autora también de Mis Presidentes y Mis generales– los describe así:

 

Los de después, los de ahora, son los mismos que eran, que estaban, que aparecían hace 30, 40 años. Ahí están. Tan frescos, tan iguales a sí mismos, tan arraigados en los hechos de quienes los han sucedido.

 

Son ellos y sus costumbres. Formas que, como decía Jesús Reyes Heroles, son fondo en política.

 

¿Negocios políticos? Bienvenidos sean, desde la misma cárcel. ¿Negocios políticos desde el poder? Yo solamente los reuní, afirman con idéntico desparpajo.

 

¿Qué no se vale?

 

¿Deudas públicas descomunales? Ninguno dice cuánto de ese dinero se “invirtió” en el regreso del PRI al poder. Y como premio, un consulado. Representar a México en el extranjero con la cartera llena de billetes y la historia plena de vinculaciones criminales.

 

¿Les estorban, dejaron de ser “gratos” a los ojos del poder? Para eso está la cárcel. Cuando salgan, con decirles que se les “pasó la mano” les ofrecerán, de nuevo, una chamba.

 

¿Es útil encarcelar a un general? Cincuenta años de cárcel, qué importa si es inocente. 

 

Esto es parte del epílogo del libro que habrá de presentar Arvide el próximo 27 de octubre bajo el rubro de “Crónicas de impunidad y corrupción en México”.

 

Conmoción ante el asesinato del juez.- El homicidio del juez Vicente Antonio Bermúdez Zacarías, ocurrido ayer por la mañana en Metepec (Estado de México), nos recordó el asesinato, en 1993, del ex procurador sinaloense Rodolfo Álvarez Farber, en el Parque Hundido de la Ciudad de México.

 

Ambos casos acontecieron temprano por la mañana, cuando las víctimas hacían ejercicio. Los dos fueron asesinados a tiros.

 

Las reacciones por el asesinato del juez del Quinto Distrito en Materias de Amparo y de Juicios Civiles Federales en el Estado de México no se hicieron esperar.

 

Desde el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto; el presidente de la Suprema Corte, Luis María Aguilar; el gobernador del Edomex, Eruviel Ávila; la procuradora Arely Gómez; magistrados, compañeros de Bermúdez Zacarías lamentaron su muerte.

 

Entre las resoluciones que tuvo a su cargo está el amparo –otorgado en junio pasado– al activista indígena y defensor de bosques, Ildefonso Zamora; así como una orden de arraigo en contra de uno de los líderes del Cártel de Jalisco Nueva Generación, Abigael González Valencia el Cuini.

 

GEMAS. Obsequio del rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Alejandro Vera: “Hemos decidido trasladar nuestro plantón a la Ciudad de México. Saldremos en caravana el viernes, a pie, para llegar el lunes a la Ciudad de México y plantarnos indefinidamente en la Secretaría de Gobernación”.