Una vez que el Congreso de la Unión concluya con la legislación secundaria de la reforma energética, que ahora se discute en San Lázaro, de Pemex y CFE tendrán que competir con las grandes transnacionales del mercado petrolero y energético tras su transformación en “empresas productivas del Estado”.

 

Sin embargo, las aún paraestatales entrarán al mercado con enormes deudas financieras y un pasivo laboral acumulado que les resta capacidad financiera y de operación.

 

De acuerdo con los estados financieros de Petróleos Mexicanos, al cierre del año 2013 el pasivo de Pemex ascendió a los 2.2 billones de pesos, de los cuales 1.1 billones de pesos corresponde al pasivo laboral (jubilaciones, pensiones, liquidaciones, entre otros); 750 mil millones de pesos de deuda a largo plazo; 69 mil millones por provisión para créditos diversos; 27 mil millones de pesos en impuestos diferidos; y “otros pasivos” por siete mil 405 millones de pesos.

 

De hecho, en este año Pemex tendrá que pagar 90 mil 677 millones de pesos de su deuda, además de un aproximado de 120 mil millones de pesos de pasivo laboral.

 

Las deudas a largo plazo de Pemex representarán una carga fiscal para la empresa por al menos los próximos 10 años, toda vez que, además, tendrá que pagar prestamos otorgados a PMI Comercio Internacional, su organismo subsidiario, algunos de los cuales  vencen hasta el año 2023.

 

En el caso de la CFE, el pasivo laboral asciende a 504 mil millones de pesos; mientras que su deuda supera los 325 mil millones de pesos, de los cuales 180 mil millones corresponden a PIDIREGAS, (proyectos de inversión privada para la construcción de plantas generadoras de electricidad).

 

De acuerdo con el propio Estado Financiero de la CFE, su pasivo laboral se ha acrecentado a consecuencia del crecimiento en la tasa del salario promedio de los trabajadores y el aumento de las jubilaciones.

 

Según cifras de Hacienda, la CFE desembolsó entre enero y mayo de 2014, 10 mil 537 millones de pesos en el pago de pensiones, cifra similar al monto de inversión para el mismo periodo, que fue de 12 mil 759 millones.

 

Pese a las condiciones financieras de ambas empresas, la nueva legislación en materia energética apuesta a una disminución considerable de recursos para financiar a Pemex y CFE.

 

En el caso particular de Petróleos Mexicanos, esta nueva empresa productiva del Estado continuaría con una enorme carga fiscal, pues tendrá que entregar un dividendo estatal que comenzará a cobrarse en el ejercicio fiscal de 2016.

 

De acuerdo con la Ley de Petróleos Mexicanos, que todavía se discute en San Lázaro, el monto sería, como mínimo, el equivalente a 30% de sus ingresos, además de los impuestos que generen Pemex y sus empresas subsidiarias; este monto se reducirá para los siguientes ejercicios hasta alcanzar un 15% en 2021 y desaparecerá en 2026.

 

 

Condiciones laborales complican transformación

Por Pierre-Marc René

 

El alto nivel de pasivos laborales que Petróleos Mexicanos (Pemex) reporta año tras año complicará su transformación en empresa productiva del Estado, afirman expertos del sector energético.

 

Luis Miguel Labardini, socio y experto en temas energéticos de la firma Marcos y Asociados, aseguró a 24 HORAS que el pasivo laboral de Pemex, que ascendió a más de 1.1 billón de pesos en 2013, es una de las cargas más pesadas para la paraestatal mexicana, por lo que será difícil transformarse en empresa productiva del Estado.

 

“Los pasivos laborales se fueron construyendo durante en la alianza política que hubo entre el sindicato y los gobiernos, porque en general las condiciones de trabajo de los trabajadores de Pemex han sido más altas que el resto de la economía”, señaló.

 

Con la reforma energética, Pemex recibió la misión de transformarse en empresa productiva del Estado, por lo que ahora tendrá que competir con compañías petroleras internacionales para recibir los contratos.

 

No obstante, la petrolera mexicana tiene un cargo mayor que las demás empresas del sector en el mundo, porque los sueldos que paga a los trabajadores jubilados son más altos que las compañías extranjeras, además de que Pemex enfrenta directamente este costo debido a que no existe un fondo de pensiones para estos empleados.

 

Pemex tiene una nómina de alrededor de 150 mil empleados y cuenta con un régimen de más 70 mil jubilados.

 

“Es muy difícil que, si no se modifica el sistema de pensiones de Pemex, éste pueda competir con empresas cuyas políticas laborales son más flexibles. Algunas empresas internacionales, para todos sus proyectos en el mundo, tienen la misma cantidad de trabajadores en nómina”, expresó Miriam Grunstein, experta en energía del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

 

Luis Miguel Labardini coincidió con Grunstein al considerar que los pasivos laborales son un problema “muy grave” y será algo que Pemex tendrá que enfrentar en los próximos años junto con la transformación de la empresa.

 

Comentó que los pasivos laborales son, junto con la baja en la producción, de las cargas que más pesan y afectan a los resultados de Pemex.

 

“Lo que tienen las compañías son fondos de pensiones. Existen fondos líquidos de pensiones y en Pemex no existe eso”, explicó Labardini.

 

“El problema es que este pasivo laboral no está fondeado. A lo largo de los años, ha habido planes para fondear este pasivo laboral, pero desafortunadamente estos planes nunca se han llevado a cabo”, agregó.

 

Para poder transformarse en empresa productiva del Estado, Pemex deberá establecer un plan para iniciar el fondeo y crear un fondo de pensiones, en donde estas obligaciones de la petrolera estarán cubiertas en el largo plazo, indicó el experto.