Organizaciones no gubernamentales mantienen desde hace dos años un pleito legal que tiene detenidos 91 permisos para siembra experimental de maíz transgénico.

 

El 5 de julio de 2013 el colectivo de 53 organizaciones de la sociedad civil interpuso la demanda contra la siembra de maíz transgénico y el 27 de septiembre de ese mismo año el Juez XII federal de lo civil emitió una medida cautelar para que mientras dure el juicio se dejen de emitir los permisos para este tipo de cultivos, aunque eso no impidió que se tramitaran 91 solicitudes.

 

Adelita San Vicente, representante del colectivo demandante, explicó que a lo largo de estos dos años el proceso se enfocó en la resolución de 22 amparos interpuestos por las secretarías de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación y de Medio Ambiente y Recursos Naturales; además de las empresas Semillas y Agroproductos Monsanto, Monsanto Comercial, Dow Agrosciences de México, PHI México (Pioneer-Dupont), y Syngenta Agro, que son las instancias demandadas.

 

De acuerdo con la demanda de las ONG estos cultivos violan el derecho a la alimentación, salud y a la biodiversidad, los cuales están amenazados por la siembra de maíz genéticamente modificado, ya que según estudios de la UNAM en posesión del colectivo contaminan a los sembradíos criollos.

 

Por su parte, Rodrigo Ojeda, representante jurídico de Monsanto para el norte de Latinoamérica, dijo que el argumento central de las empresas demandadas para levantar la prohibición es que el maíz transgénico responde al derecho a la alimentación, pues este tipo de sembradíos aumenta la productividad del campo.

 

“Nosotros los demandados, al menos en Monsanto, tenemos un especial interés de que el juicio se eche hacia adelante porque nosotros consideramos que la biotecnología es una alternativa para nuestros agricultores, que puedan mejorar tanto sus condiciones de vida así como las condiciones del campo en general”, dijo Ojeda.

 

Para Monsanto, quienes pierden con esta restricción son los agricultores pues se les niega la opción de utilizar una tecnología que se usan en otros países y que paradójicamente, terminan exportando el producto a México.

 

“México importa al año 10 millones de toneladas de maíz, éstas vienen en su mayoría de Estados Unidos, este maíz en 80% es genéticamente modificado. Imagínense que este maíz lo pudiera sembrar y cosechar el agricultor mexicano, estamos hablando de más de 30 mil millones de pesos que en lugar de quedar en manos de estadounidenses, quedaría en manos de mexicanos”.

 

En México, las cosechas anuales de maíz son de 22 millones de toneladas, equivalentes a 78 mil millones de pesos; a pesar de estos números es insuficiente para responder a la demanda de maíz por lo que el país debe de importar 10 millones de toneladas.