LONDRES. El presidente Enrique Peña se presentó en uno de los escenarios emblemáticos del debate político global: la Cámara de los Lores en Londres. Su presencia le transfirió grados de amplitud a su talla política. Sin embargo, no es posible dejar a un lado o colocar en pie de página, el hecho de que no se haya presentado en el Pleno, situación que mermó la simbología de una caja de resonancia como lo es la sala de debates.

 

En el centro del parlamento británico han ocurrido debates de refinada altura aun cuando un famoso político, en 1946, a pocos días de dejar el Parlamento, fue interpelado por lady Soames:

 

-Señor, usted está borracho, y lo que es más, está asquerosamente borracho.

 

-Bessie, querida, usted es fea y, lo que es más, es asquerosamente fea. Pero mañana yo estaré sobrio y usted seguirá siendo asquerosamente fea.

 

El político era Winston Churchill.

 

Un común denominador revela el eje transversal de los discursos del presidente mexicano en Londres: habla sobre el fortalecimiento de las instituciones y vincula sus palabras con los derechos humanos. Es un paso importante porque se encuentra en sincronía con las palabras de Luis Videgaray, de hace algunas semanas, en relación con la imperiosa necesidad de recupera la confianza. Así, en los primeros párrafos de su discurso en la Cámara de los Lores, el presidente dijo: “Más recientemente, en el siglo XX, el Reino Unido y sus instituciones democráticas fueron luz y esperanza para el mundo, frente a la oscuridad y crueldad de los totalitarismos”. Lo anterior no dejó un lugar para realizar una lectura entre líneas. De manera casi inmediata mencionó: “Los mexicanos, al igual que los británicos, creemos en la democracia y en los derechos humanos”.

 

En su discurso, el presidente quiso dejar claro que el proceso democrático en México está en construcción, y al estarlo, sucesos como los de Ayotzinapa impiden movernos hacia la consolidación: “Construir instituciones democráticas fuertes y sólidas, como las que tiene este país (Reino Unido), también ha sido objetivo y empeño de varias generaciones de mexicanos”.

 

En efecto, la opinión internacional publicada ha incentivado al presidente a hablar sobre el tema. De ahí la importancia de la reacción.

 

Dos días antes, el vocero del premier británico reveló ante la prensa que en la reunión que sostendrá hoy Cameron con el presidente abordará el tema de derechos humanos.

 

La cena en papel cuché

 

Si la gira que realiza el presidente Peña a Londres se puede calificar como de elevado simbolismo, la cena que le ofreció la reina Isabel II fue la segunda parte de la recepción del mediodía, pero con una característica: una crónica en papel cuché.

 

La preparación de la cena es milimétrica porque la Reina evalúa los procesos de su contenido. La sala se llama Ballroom. Mide 37 metros de largo y 20 de ancho. Los manteles fueron colocados con días de anterioridad y la atmósfera es de una estética impresionante. Noisettes d’Agneau de Windsor Armenonville servidos sobre una vajilla china. La multiculturalidad del imperio. Alrededor de la mesa, empresarios mexicanos como Alberto Bailleres, Valentín Diez Morodo, José Antonio González Carbajal, Eduardo Tricio Haro y Angélica Fuentes, entre muchos otros.

 

El presidente mexicano le recordó a la Reina el viaje que ella hizo a Acapulco, Vallarta y La Paz a bordo del buque real Britannia.

 

Y así, entre tarta de chocolate y frutas como postre, concluyó un evento de elevado simbolismo que, desde México, se lee en la prensa cuche pero que en realidad es el diálogo de un ente toral en la vida británica: la monarquía.

 

El saldo, positivo, el Presidente sí habló de derechos humanos.