La experiencia de perder a un hijo a consecuencia del cáncer no es fácil de asimilar ni de aceptar, pero en ocasiones un evento de esa magnitud puede servir como catalizador para tratar de dar salida a todas esas emociones, y darles a los demás un poco de luz proveniente de la oscuridad.

 

Lo anterior pudo experimentarlo la escritora, pedagoga y tanatóloga Silvia Suárez del Real, quien decidió contar su vivencia en el libro ¿Cáncer?… No gracias, así estamos bien (Editorial Porrúa), donde, a manera de testimonio, comparte con el lector todas las lecciones que le dejó la muerte de su hijo Alfredo, conocido por sus amigos como Pato.

 

Suárez del Real compartió con 24 HORAS su experiencia y las razones por las que decidió escribir sobre el tema, con la firme esperanza de que su libro sirva a otras personas que atraviesen por una situación similar.

 

Foto: Roberto Hernández

 

“A mi hijo Alfredo le detectaron un osteosarcoma en la pierna derecha mientras estaba viviendo en Vancouver, donde estudiaba”, contó la autora.

 

“En la etapa final de la enfermedad nos dijo a su papá y a mí que en su computadora había un archivo, cuyo contenido quería que leyéramos en Gayosso. El día que murió, el 20 de diciembre de 2013, cuando leímos lo que había escrito, me di cuenta de que dejó un testimonio impresionante, precioso, y al pasar el tiempo me pregunté qué es lo que yo podía hacer como mamá y como tanatóloga para ayudar a los demás”, dijo la autora sobre la razón por la que quiso contar su historia.

 

La autora compartió que el cáncer no le era una enfermedad ajena debido a que realizó prácticas de tanatología en el área de enfermos terminales del Instituto Nacional de Pedeatría. Precisamente en esa etapa, su hijo Alfredo le reveló que padecía cáncer, lo que provocó un rompimiento en sus planes personales y profesionales.

 

“Tuve miedo y una incertidumbre impresionante, pero además, tuve que contenerme al mismo tiempo, pues tenía que ver por mi hija, mi esposo y la familia”, recordó, al tiempo que señaló como todo el episodio traumático no lo vivió sola porque contó con el apoyo de toda su familia.

 

Señaló que toda la familia asumió el padecimiento de su hijo como una enfermedad propia. “Nunca hubo antecedentes de cáncer, así que el golpe fue doble al enterarnos de lo que enfrentaba Alfredo”, agregó la escritora.

 

LA IMPORTANCIA DE LA AYUDA

Uno de los objetivos de la autora al publicar su texto fue la de ofrecer una guía sobre de cómo poder ayudar a otras personas que enfrentan situaciones similares.

 

“El libro lo que dice, principalmente, es que las personas deben saber que no están solas, que hay mucha gente que tiene la voluntad de ayudar”, concluyó.

 

sil.suarez@yahoo.com.mx

 

*edición impresa 24 Horas

 

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