¿Quién gana con la eliminación del requisito de 10 años de militancia en el PRI para aspirar a la candidatura presidencial, a las gubernaturas y a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México?

 

Todos los ojos están puestos en la candidatura presidencial, pero se olvidan que en los estados también hay simpatizantes priistas que pueden competir por una gubernatura y, en su caso, por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, en donde el PRI está desaparecido completamente.

 

La eliminación del candado de la militancia obligatoria puso el piso parejo; así ya no habrá trato diferenciado.

 

Si a los militantes se les exigía certificado de fidelidad por los últimos 10 años, ¿por qué entonces a los simpatizantes no?

 

Muchos ven la eliminación del candado como un triunfo de los simpatizantes, cuando en realidad fue un triunfo de los militantes que exigían trato igualitario.

 

Así que si hay militantes con buena fama, pero que tienen un año o menos de haberse afiliado al PRI, tienen los mismos derechos que un dinosaurio que lleva 50 años en las filas del tricolor.

 

Esto supone que la pelea por las candidaturas será más feroz y que la dirigencia del otrora partidazo tendrá más cuidado en la selección de sus representantes.

 

Porque al fin ésa era la intención de tirar el candado: que simpatizantes con mejores perfiles que los políticos de antaño puedan representar al PRI en los comicios de 2018.

 

 

Más tardó el senador Mario Delgado en criticar las condiciones actuales del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC) que en recibir respuesta del eterno líder del sindicato, Fernando Espino Arévalo.

 

El senador, que busca ser incluido en la encuesta que levantará Morena para elegir al candidato a la Jefatura de Gobierno de la CDMX, dijo que el Metro es un desastre y que “nunca había estado tan mal”.

 

Espino le reviró que siendo él, secretario de Finanzas del entonces GDF, retuvo los recursos presupuestados para la adquisición de refacciones y herramientas para el mantenimiento del Metro.

 

Acusó además que Delgado contrató la renta de 30 trenes a un costo de mil 588 millones de dólares, de los cuales 630.6 millones corresponden a esos trenes.

 

Al final del contrato, los trenes pasarán a ser parte del STC, “pero serán trenes con más de 15 ó 20 años de servicio, lo que implica que se habría pagado más del doble de su costo si fueran nuevos”.

 

A ver qué dice el senador.

 

 

Cuando en la década de los 90 se relacionó al peleador Julio César Chávez con los hermanos Arellano Félix, terror de todas las Policías del país y de Estados Unidos, se hizo el mismo escándalo ahora que con Rafael Márquez y el cantante Julión Álvarez.

 

Pero no pasó nada, absolutamente nada.

 

Lo mismo ha ocurrido con otros deportistas y gente ligada al espectáculo que han tenido la mala suerte de convivir con personas ligadas a la delincuencia organizada.

 

¿Lo hicieron por accidente o conociendo los antecedentes? Ésa es la cuestión.

 

caem