A dos días de iniciar las campañas electorales para renovar la gubernatura, 46 diputaciones locales y 81 alcaldías, las alertas están encendidas en Guerrero debido a que el Movimiento Popular Guerrerense (MPG) mantiene el control de siete de los nueve distritos federales.

 

En Chilpancingo, Iguala, Ayutla de los Libres, Tlapa de Comonfort, Acapulco (sección uno y dos) y Chilapa, la resistencia civil, creada a raíz de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y que tiene como principal bandera impedir la realización de comicios, mantiene tomadas esas sedes y ha generado retrasos en la organización electoral.

 

De hecho, desde esos siete distritos se organiza el proceso electoral para 62 de los 81 municipios guerrerenses, y derivado de la tensión social, sus autoridades electorales tanto del Instituto Nacional Electoral como del Organismo Público Local Electoral han tenido que sesionar en sedes alternas como los hogares de algún consejero o comisarías de pueblos cercanos.

 

Las mayores dificultades las enfrenta la región de Tlapa de Comonfort, donde se votará por gobernador y 20 presidentes municipales de ese distrito que es catalogado por el INE como zona de excepción debido a los conflictos políticos y la presencia de grupos armados.

 

Incluso, el Consejo Local del Instituto Nacional Electoral en Guerrero aprobó un acuerdo, con el cual, ante excepciones de seguridad o problemas sociales, las tareas de organización electoral se podrán trasladar a otro estado.

 

En este caso, se autorizó que el proceso de insaculación de ciudadanos y los preparativos de la jornada electoral para los 20 municipios de Tlapa de Comonfort se trasladen a Izúcar de Matamoros en Puebla.

 

El mismo documento señala que en Chilpancingo, en caso de que la escalada de violencia continúe o durante las campañas se impida las labores electorales y se ponga en riesgo al personal, la organización de los comicios se trasladará a la ciudad de Cuernavaca, Morelos.

 

A unos días de que arranquen las campañas electorales, de acuerdo con el informe de avances presentado por la Junta Local de Guerrero, se detectó la presencia de conflictos armados en varias localidades del distrito de Chilapa, en el corazón de la montaña donde se suspendieron los recorridos para ubicación de casillas.

 

Otra de las incidencias ocurrió en las regiones de Tlapa y Ayutla donde 17 secciones electorales no fueron visitadas debido a la presencia del Movimiento Popular Guerrerense.

 

Además, en los dos distritos de Acapulco, una de las ciudades más grande Guerrero y desde donde se organiza la elección estatal, los consejeros del INE sesionan en sedes alternas ante la amenaza del MPG, que aglutina a la disidencia magisterial, organizaciones civiles y familiares de los normalistas desaparecidos, de atentar contra sus instalaciones.

 

Apenas el 27 de febrero, la Junta Local del INE sesionó desde un restaurante de Acapulco para recibir 17 informes sobre el avance de la organización electoral en la entidad, donde en siete de nueve distritos se trabaja en condiciones de anormalidad debido a las protestas sociales.

 

Sobre la situación, Marisela Reyes, consejera presidenta del Ople de Guerrero, dijo a distintos medios que están bajo un “panorama complicado pero insisto, la no realización de las elecciones solamente complicaría más la situación y alentaría una situación de anarquía, falta de legitimidad y legalidad de quienes pueden continuar en los encargos”.

 

Van cinco por Guerrero

 

A diferencia de las elecciones de 2011 cuando dos marcados grupos se disputaron la gubernatura de Guerrero, en la actual justa electoral para renovar al Ejecutivo estatal hay cinco candidatos en la contienda; sin embargo los más fuertes son los abanderados por los partidos de la Revolución Democrática (PRD) y Revolucionario Institucional (PRI).

 

La actual candidata del sol azteca, Beatriz Mojica Morga, cuenta con el respaldo del Partido del Trabajo (PT), ya que Movimiento Ciudadano lanza a Luis Waltón como su propio abanderado, lo que significó un fracaso en las negociaciones para conformar una candidatura común de la izquierda.

 

La importancia de armar el bloque cobró relevancia en los comicios estatales de 2011. Ese año, el ex priista Ángel Aguirre Rivero (cercano a la actual candidata Mojica Morga) ganó las elecciones por medio de una alianza trascendental, pues se sumaron PRD, PT, Convergencia (ahora Movimiento Ciudadano) y, de último momento, de facto se adhirió Acción Nacional.

 

La suma de estas fuerzas bastó para que izquierda y derecha derrotaran -por 12 puntos porcentuales- al priista Manuel Añorve Baños, cobijado por la coalición PRI-PVEM-Nueva Alianza.

 

En estos comicios, casi todas las alianzas se borraron por la falta de acuerdos, aunque no se descartan uniones de facto y de última hora. Además de PRD y PT como aliados, el PRI y el Verde Ecologista tienen a Héctor Astudillo Flores como candidato de unidad; el PAN irá solo con el ex comentarista deportivo Jorge Camacho, al igual que Nueva Alianza que lanza a Karime Sevilla por la gubernatura guerrerense.

 

El arrastre perredista

 

El arrastre que tiene la perredista Beatriz Mojica (aliada de la corriente Nueva Izquierda) la hace una de las candidatas más fuertes, pero a la vez tiene como antecedente el haber sido secretaria de Desarrollo Social en el periodo de Ángel Aguirre Rivero como gobernador, quien pidió licencia a su cargo ante la crisis por el caso Iguala y la relación de funcionarios con el crimen organizado.

 

Otro bien posicionado es el priista Héctor Astudillo, cuyo currículo es vasto; en tres ocasiones ha sido diputado del Congreso local de Guerrero, fue senador de la República y, además, en dos periodos distintos fungió como presidente municipal de Chilpancingo.