Emilio Lozoya, el exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex) caído en desgracia por su supuesta implicación en los sobornos de Odebrechet, es un economista con vasta experiencia internacional y miembro de una familia con profundos lazos con el poder en México.

 

Su trabajo en organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Foro Económico Mundial le abrió las puertas del primer círculo del presidente Enrique Peña Nieto cuando éste era gobernador del Estado de México (2005-2011).

 

Economista y abogado de profesión, con maestría en la Universidad de Harvard, Lozoya fue coordinador de Vinculación Internacional de la campaña de Peña Nieto como candidato a la Presidencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

 

Tras el triunfo de Peña Nieto en las presidenciales de 2012, Lozoya fue nombrado vicecoordinador de Asuntos Internacionales del equipo de transición y al inicio del Gobierno director de Pemex, cargo que ocupó hasta febrero de 2016.

 

Según testimonios de exdirectivos de Odebrecht implicados en la trama de corrupción, el acercamiento a este economista de 42 años se produjo durante la campaña, pues lo consideraban un miembro prominente del círculo del candidato que podía ocupar un alto cargo en el Gobierno de Peña Nieto.

 

En la trayectoria profesional de Lozoya, originario del norteño estado de Chihuahua, resalta su labor de investigación y consultoría financiera, así como el reconocimiento que obtuvo por la creación de un exitoso fondo de inversión.

 

Su experiencia en la Administración comenzó en 1999 en el central Banco de México como analista responsable de la inversión de las reservas internacionales en valores.

 

En el BID colaboró con la Corporación Interamericana de Inversiones, un mecanismo multilateral que promueve el desarrollo económico de América Latina y el Caribe a través del sector privado.

 

Mientras que en el Foro Económico Mundial, sirvió como enlace del mecanismo con los líderes políticos y un centenar importantes empresas de América Latina y el Caribe.

 

El exdirector de Pemex proviene de una familia que tiene largos vínculos con el poder político en México.

 

Su abuelo, Jesús Lozoya Solís, fue gobernador interino del estado de Chihuahua (1955-56) y su padre, Emilio Lozoya Thalman, fue secretario de Energía durante el mandato del presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) y titular del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE).

 

El economista se vinculó con Peña Nieto por medio de Luis Videgaray, uno de los políticos más cercanos al ahora presidente, en cuyo Gobierno ha ocupado las carteras de Hacienda y ahora de Relaciones Exteriores.

 

Ambos, Videgaray y Lozoya, fueron alumnos de Pedro Aspe Armella, el poderoso secretario de Hacienda del Gobierno de Salinas de Gortari.

 

Fue el mismo Aspe Armella quien le dio un fuerte impulso a la trayectoria académica de Lozoya cuando le posibilitó que estudiara la maestría en Harvard.

 

Lozoya, quien compareció hoy ante fiscalía mexicana por su presunta implicación en el caso Odebrecht, aseguró en una rueda de prensa que no existe elemento alguno en la investigación de esa institución que acredite que recibió sobornos de la firma brasileña.

 

“Voy a defender mi buen nombre y mi reputación”, aseveró.

 

Un reportaje periodístico del diario O’Globo destapó el domingo pasado que Odebrecht habría pagado hasta 10 millones de dólares a Lozoya en sobornos para que la firma brasileña ganara una licitación valorada en 115 millones de dólares para remodelar una refinería.

 

La dimensión internacional del Caso Odebrecht se conoció a fines de 2016 cuando el Departamento de Justicia de Estados Unidos reveló que la constructora había admitido que pagó unos 788 millones de dólares en sobornos en 12 países de Latinoamérica y África, incluido el propio Brasil.

 

dca