Salvo por sus enfermedades, Elba Esther Gordillo no esperaba sorpresas.

 

No lo fue la negativa de la justicia a ampararla contra autos de formal prisión y acusaciones, consideradas por ella aberrantes, por delincuencia organizada y lavado de dinero.

 

Se asume como perseguida y, víctima de las reglas aplicadas por ella como dirigente magisterial de la burocracia y aun de legisladora, está decidida a aguantar.

 

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Por eso, narran familiares y abogados suyos con acceso frecuente a su celda, ha rechazado toda insinuación sobre algún acuerdo con el gobierno de Enrique Peña.

 

Varios han sido quienes se ofrecen para mediar en busca de favores.

 

El argumento más socorrido es su salud, mermada por la insuficiencia renal y otros males acumulados por su edad -69 años- y el despliegue físico derivado de sus cargos.

 

Como lo argumentó su doctor Jesús Francisco Walliser Duarte ante el juez de su proceso, tiene al menos 10 padecimientos graves.

 

Por ello, con la anuencia del jefe de Gobierno, Miguel Mancera,se le trasladó del Reclusorio Sur a Tepepan, donde hay instalaciones médicas para atender urgencias.

 

Y también por ello se le permiten visitas rápidas a hospitales privados cuando la situación lo amerita.

 

TEMOR POR PRESENCIA DE VISITADORES

 

La novedad reciente fue la presencia de visitadores.

 

Acudieron de dos comisiones de derechos humanos, la Nacional y la del Distrito Federal, para constar su situación.

 

La actuación y los interrogatorios mueven a la sospecha de familiares y miembros del cuerpo de abogados defensores.

 

Su presunción:

 

Alguien se quejó ante ambos organismos y tal vez la acusaron de tener privilegios sobre el resto de los reclusos, en especial de quienes comparten dormitorios colectivos.

 

Elba Esther Gordillo está en una celda privada.

 

Individual pero modesta: apenas una cama, una mesita, el retrete sin puerta, unos cuantos libros de lectura y cero periódicos.

 

Sale poco y su actividad física es mínima, a juzgar por el aumento de peso registrado en meses recientes.

 

Su alimentación, siempre supervisada por su nefrólogo, es de muy buena calidad, y su familia, aunque a menudo pasen varios días sin su visita, está al pendiente de proveerla.

 

Quien más la frecuenta es su nieto y adoración, el diputado federal René Fujiwara Montelongo, seguido por su hija Mónica Arriola y, en menor medida, Maricruz Montelongo.

 

Aquí está el problema: abogados y descendientes temen un cambio de trato hacia La Maestra.

 

-Sería su muerte -aventura un defensor.

 

Recuerda cómo, tras su ingreso al Reclusorio Sur, el 26 de febrero de 2013, La Maestra estuvo en áreas comunes durante cinco días y cuatro noches.

 

-Había un ambiente muy hostil, tanto de reos como de personal de vigilancia, al grado de poner en riesgo su vida.

 

Si el informe de los visitadores tiene efectos, podría regresar a ese infierno.

 

Para evitar sorpresas, defensores de Elba Esther Gordillo tienen disponible un expediente médico donde constan sus males:

 

Insuficiencia renal, hipertensión arterial. Hepatitis viral C y aneurisma en arterias.

 

Para sobrevivir necesita cuidados muy especiales.

 

CAMBIO DE PARADIGMA PARA EL CAMPO

 

A punto de desahogarse la primera parte de cambios legislativos estructurales, ya se trabaja en la siguiente generación de cambios de fondo.