ACAPULCO. Mariusz Fyrstenberg es un buen tipo. Alto, desteñido y de rostro afilado. Simpático y con un anhelo escondido, no muy escondido en realidad porque no se resiste para revelar ante una multitud de periodistas que lo escuchan,  lo que realmente quiere es que uno de estos días la gente también grite: “Polonia, Polonia”.

 

El tenista llegó a ser cuatro del mundo como doblista. Mide 1.93 y tiene un respetable servicio que ronda los 200 kilómetros por hora. Tuvo muchos años un compañero de dobles de su nacionalidad, un tal Marcin Matkowski con quien ganó dos veces el Masters de Madrid y fue finalista del Abierto de Estados Unidos. Ganaron 21 torneos juntos, de ellos dos Masters 1000, tres 500 y el resto 250. El número significa lo puntos que obtienen en la clasificación. Pero ese matrimonio deportivo terminó en 2014. Mariusz sabía a quién tenía que llamar.

 

Santiago es casi tan alto como Mariusz. Mide uno noventa y nació hace 32 años en Córdoba, Veracruz. Tiene un servicio consistente y una buena derecha. Se ha especializado en los dobles y se le da bien el mixto, con el que ha llegado a tres finales de Grand Slam, en Roland Garros y el Abierto de Estados Unidos. Ha ganado 10 torneos, de ellos uno es de los de 500 puntos. Su último compañero fue el estadounidense Scott Lipsky, con quien logró sus mejores resultados. Desde hace tiempo es el mejor tenista mexicano, gran mérito en esta tierra árida para el deporte de la raqueta.

 

Un día, Santiago, de nariz aguileña y una amabilidad natural que la tribuna adivina y le retribuye con cariño, recibió la llamada de un polaco que en un español de acento español y eslavo le pedía ser su nuevo compañero de dobles.

 

“Tardó más de una semana en contestarme”, reclamó Mariusz. “¡No es cierto, te dije de inmediato que sí!”, le riñe Santiago junto a él. El polaco ríe, está feliz.

 

La pareja no logró conquistar el título del Abierto Mexicano de Tenis el sábado a media noche en Acapulco. Cayeron derrotados ante el croata Ivan Dodig y el brasileño Marcelo Melo, una pareja mucho mejor ranqueada. Así es eso del tenis, el ranking casi siempre dice quién ganará. Lo que no expresa es lo difícil que fue sacarle el triunfo a los locales (Mariusz fue adoptado sin reservas).

 

Juntos Santiago y Mariusz ganaron el Abierto de Memphis antes de llegar a Acapulco, al igual que el japonés Ken Nishikori, quien también cayó derrotado aquí.

 

“Estoy muy contento de jugar junto a Mariusz. Estuvimos preocupados cuando iniciamos con tres derrotas seguidas en Australia como pareja de dobles. Pero el triunfo en Memphis nos dice que vienen cosas buenas”, dijo un Santiago confiado en el futuro.