En El Vaticano están furiosos. El Estado Vaticano y, en particular, Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco, ha sido informado de lo que ocurre en México y de agresiones a sacerdotes católicos, particularmente en tres estados del país: Tamaulipas, Veracruz y Michoacán. Tiene detalles de hechos violentos en contra de curas aquí; del estado general de la Iglesia Católica mexicana en lo que considera “país en crisis” y la acción de gobierno ante todo esto.

 

Y ya preparan un extrañamiento público, de Estado a Estado, para exigir cuentas al gobierno mexicano por hechos que, dicen, ya rebasan los niveles de la “templanza”.

 

Desde el 18 de mayo pasado, nueve obispos de Michoacán advirtieron al gobernador interino, Jesús Reyna García, lo que consideraban un grave recrudecimiento de la violencia en la entidad.

 

Esto en apoyo a la carta que días antes había hecho pública el obispo de Apatzingán, Miguel Patiño Velázquez, respecto de la grave situación que se vive ahí: “Michoacán es un Estado fallido (esto porque) hay ausencia de la ley y la justicia, provocando inseguridad, rivalidades, indiferencia, muerte y opresión; cuando no hay justicia tampoco hay paz, ni desarrollo, ni prosperidad, ni bienestar en la sociedad”, escribió.

 

El obispo de Zamora, Javier Navarro Rodríguez, uno de los firmantes del extrañamiento advirtió desde el 11 de noviembre que “ya en el Vaticano y el papa Francisco están enterados de la situación de la Iglesia Católica en esta entidad”.

 

El 24 de noviembre, el cardenal de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega, alertó sobre la violencia en la región de Tierra Caliente en Michoacán, así como “el sometimiento o complicidad de las autoridades.”

 

En noviembre, la Iglesia católica mexicana denunció la desaparición, en Tamaulipas, del sacerdote Carlos Ornelas Puga el día 3. La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) reconoció entonces que varios sacerdotes han recibido amenazas por parte del crimen organizado, sobre todo aquellos que atienden los derechos de los migrantes (…) en el contexto de las pugnas entre narcotraficantes y los operativos militarizados para detenerlos”.

 

El 28 de septiembre pasado, un sacerdote católico fue atacado y herido a machetazos por un hombre en el municipio de Ciudad Isla, Veracruz.

 

El 29 de noviembre fueron encontrados muertos por homicidio dos sacerdotes en la sacristía de la parroquia de Ixhuatlán de Madero, Veracruz. Al día siguiente, la Procuraduría del estado presentó a dos presuntos responsables del homicidio, el motivo, informó: robo.  El Vaticano, a través del nuncio apostólico en México, Christophe Pierre, envió un escueto pero significativo: “lamento por estas muertes”.

 

Hace más de un año en el municipio de Jiquilpan desapareció el sacerdote Santiago Álvarez Figueroa, correspondiente a la diócesis de Zamora, en Michoacán.

 

El domingo 1 de diciembre, el cardenal Norberto Rivera Carrera denunció que supuestos miembros del grupo La Familia Michoacana intentaron extorsionar al Seminario Conciliar de México. El rector, Julián López Amozurrutia, le informó que el 20 y 21 de noviembre se recibieron dos llamadas de los delincuentes, quienes le exigieron el pago de 60 mil pesos para garantizar la seguridad de las autoridades de la Universidad. El jerarca católico dio instrucciones para que se hiciera la denuncia ante las autoridades del Distrito Federal.

 

“Parroquias y párrocos han sufrido extorsiones desde hace dos años, pero ni la curia ni la catedral o la basílica: es la primera vez que una institución grande recibe amenazas de ese tipo”, dijo Rivera Carrera.

 

En el Vaticano se dice que en la medida que se intensifica la lucha contra el narcotráfico, al mismo tiempo crecen riesgos y asesinatos de sacerdotes en México.

 

En un análisis de Insight Crime y el estudio “Creciente agresión contra sacerdotes en México” de Gustavo Antonio Rangel se lee:

 

“Durante el sexenio de Ernesto Zedillo (1994-2000) fueron asesinados tres sacerdotes; durante el gobierno de Vicente Fox (2000-2006) cuatro; Durante la gestión de Felipe Calderón (2006-2012) fueron 12. Tan sólo en 2010 más de mil sacerdotes fueron víctimas de intento de extorsión y cerca de 162 párrocos fueron amenazados de muerte”.

 

Parte de la jerarquía católica mexicana rechaza la violencia y asume que estas son las circunstancias del país; otra calla y acepta donaciones del crimen organizado. “El Vaticano ha reprendido a la Iglesia mexicana por la disposición de algunos clérigos a tomar donaciones de los mafiosos y la reacción demasiado relajada de sacerdotes hacia cultos como el de la Santa Muerte”.

 

Bergoglio está seriamente preocupado por este panorama que no sólo afecta a los curas, sino a la institución misma. El tema pasa de lo religioso, a lo político-social y ahora a una reclamación diplomática: de Estado a Estado. Vamos a ver cuál será la respuesta del gobierno de México cuando esto ocurra, que será pronto.