Después del desarrollo del segundo debate presidencial en EU, los mercados tuvieron una respuesta positiva el lunes pasado. Bolsas, peso mexicano, petróleo, divisas emergentes, entre otras, aunque ayer volvieron a su realidad.

 

Los mercados descuentan por el momento que Clinton aumentó su ventaja en la carrera presidencial sobre Trump, en seis puntos, en un marco en donde el candidato republicano ha tenido un rompimiento con integrantes importantes de su partido después del video del viernes pasado.

 

Por un lado, con respecto al peso mexicano (interbancario) ha estado cotizando por debajo de los 19 pesos por dólar norteamericano y ha logrado recuperar más de un peso, equivalente a 5.1%, que representa casi 30% de la depreciación que llegó a tener a finales de septiembre pasado.

 

La pregunta es si los niveles actuales serán los mínimos observados o, bien, habrá espacio para una apreciación mayor de nuestra moneda. Consideramos que el tema económico-estructural que enfrenta nuestro país lo mantendrá sensible y como válvula de escape frente a choques externos.

 

El ajuste fiscal va en camino, pero tardará tiempo en poder validarlo en su caso, la normalización en las tasas de interés en EU seguirá adelante, el riesgo de algunos bancos europeos, así como el bajo crecimiento mundial, China y su moneda, el yuan. De esta forma es probable que hayamos visto una reducción en el riesgo “Trump” sobre nuestra economía y sociedad. Pero existen otros aspectos fundamentales que seguirán incidiendo.

 

Ante ello, es probable que el peso respete su tendencia de alza generada de junio de 2014 a la fecha, y en ese caso consideramos que los niveles de apreciación irán perdiendo impulso al tener en términos técnicos promedios móviles importantes de plazo, así como la propia línea de tendencia. Seguimos viendo al peso mexicano dentro de una tendencia de alza que culminará en 2017 o hasta 2018.

 

Un punto favorable para la estabilidad adicional del peso mexicano sería que los precios del petróleo siguieran su tendencia de alza en donde tanto el Brent como el WTI están por definir si tienen una extensión de alza del orden de cinco a ocho dólares adicionales respecto de los niveles actuales.

 

Seguramente los acuerdos de la OPEP y países no Miembros como Rusia para la reducción de la producción diaria de crudo podrían apoyar un escenario de mejores ingresos futuros, pero también de mayores costos de importación de gasolina, por ejemplo.

 

También es necesario considerar que con los costos actuales, la extracción de aguas profundas se vuelve atractiva, por lo que se seguirán retomando actividades en pozos petroleros, que en su momento fueron cerrados por la falta de rentabilidad.

 

Se llegaron a tener un mínimo de 316 pozos activos a finales de mayo pasado y actualmente van 428 pozos abiertos, 36% de aumento y conforme el precio promedio permanezca en los niveles actuales, no dude que seguirán abriéndose más y más. Como ejemplo: durante agosto y septiembre de 2015, en el que los precios rondaban los 50 dólares, se tenían abiertos 650 pozos. Todo esto significa que si el costo aumenta, también se incrementará la producción de crudo en Estados Unidos y volverá la guerra de mercado con Arabia Saudita.

 

Por ello veríamos en su caso, un efecto positivo de corto plazo, pero no confiarse hacia el mediano plazo, cuando los acuerdos no se cumplen y existe una baja confiabilidad entre los miembros de la OPEP y de Rusia, desde luego.