“You have the same amount of hours in your day than Beyoncé”. El otro día leí esta divertida frase en la taza de una celebrity norteamericana, en Instagram. También tenemos las mismas horas que Barack Obama y las mismas que nuestro vecino. Conversaciones acerca del tiempo y no me refiero a ese sagrado tema de conversación que transcurre entre ascensores y en los preámbulos de los almuerzos, sino a ese otro tiempo que empezamos a valorar, al darnos cuenta de que este no corre sino vuela y de que el tiempo, en efecto, es un bien altamente preciado, que hay cuidar y mimar cada día.

 

El otro día asistí a un encuentro muy interesante, que organizaba la feria donde los mejores interioristas del país, decoran un edificio en ruinas en el centro de Madrid: CASA DECOR. Se llamaba EL TIEMPO ES ORO y el selecto auditorio estaba formado en su mayoría por mujeres de alta dirección. Hay asuntos que pareciesen superados, pero que exista la necesidad de insistir y hablar de ellos, prueba que aún queda mucho camino por recorrer: El tiempo y como aprovecharlo, fue el protagonista de este interesante debate.

 

La mayoría de las mujeres que estaban en la sala, eran madres que lidian con la doble agenda y tienen que atender el frente personal y el laboral, con la auto exigencia y perfeccionismo que nos imponemos –además- el género femenino. Algunas de estas mujeres contaban sus trucos para vivir sin el estrés que genera, tratar de correr más que el tiempo. Una contó que en su agenda siempre tiene “reservas de tiempo”, un disciplinado espacio guardado para ocuparse de ella o para tener un extra para imprevistos. Otra contó que todas las tardes a las ocho le salta una alarma con las prioridades del día siguiente: ya sean personales o profesionales.

 

mafaldaSer engullidos por el tiempo sin poder detenerlo y a la vez, querer detenerlo, es un síntoma global. Comprar tiempo es un nuevo negocio y ha provocado una afluencia de aplicaciones para el móvil que ayudan a ordenar, clasificar y organizar las horas laborales y personales. Hay una que se llama “Reporter, que va más allá y hasta te pregunta con quién estás, qué estás haciendo y hasta cuantos cafés has tomado a lo largo del día. Aplicaciones que recolectan información mientras trabajas y cuando estás de ocio. Otras que te ayudan a ver cuales son los puntos de mayor eficiencia laboral: Si eres matutino o vespertino, el tiempo que estás en las redes sociales o leyendo noticias. Tienes hasta alarmas que “te riñen” si estás visitando una web de ocio, en un momento que tenías programado para acabar un informe.

 

Establecer prioridades que sino sabemos distinguir por nosotros mismos, una aplicación nos ayudará. Hace tiempo escuché una frase altamente eficiente, en momentos de atasco de organización de tiempo: “Da prioridad a lo importante y no lo urgente”. Muy eficiente para preguntarte: ¿Qué es realmente importante ahora? He copiado el truco de pensar al finalizar el día las prioridades del día siguiente, ya sean personales o profesionales, y comenzar el día sabiendo cual es tu siguiente prioridad despeja las nubes de la jornada.

 

Un asistente en la sala se levantó y dijo: “Valoro tanto mi tiempo que estoy pasando un año sabático. Habláis del tiempo y el tiempo también es pararse. Saber parar es muy difícil y ahora que lo hago, veo lo importante que es”. La palabra sabático proviene de la palabra hebrea “Shabbat”, que significa el día de descanso refiriéndose al descanso laboral. La palabra sábado deriva de la misma palabra y para los judíos, el sábado es su día de descanso. El colmo del lujo en una sociedad ocupada quizás sea precisamente esto: Tomarse un año sabático. Tengo amigos alrededor que han disfrutado o disfrutan en el presente de esta experiencia que recomiendan con altavoz.

 

El origen del año sabático se remonta a cuando los hebreos se tomaban el séptimo año de la cosecha para el descanso, era una costumbre agrícola respetada que permitía dejar la tierra sin trabajar para su reposición, en barbecho, después de 6 años consecutivos de cosecha. Dicen que la vida está compuesta por ciclos de siete años. La naturaleza que es más sabia que nosotras, así lo entendía y respetaba este ciclo, dejando el séptimo año para el barbecho. Es muy frecuente en las universidades tener un año sabático cada siete años, un período de tiempo que los profesores dedican al estudio y a la investigación.

 

Con aplicaciones o sin ellas, una manera de aprovechar el tiempo es llenar cada momento de vida y felicidad, así parece que el tiempo se estira o que al menos tiene mejor calidad.