TEPIC, Nayarit. Es 1 de noviembre de 2012 y el ambiente es espectacular: el Sol cae pleno sobre un corcel negro cabalgado por Roberto Sandoval, gobernador de Nayarit. Al trote del caballo se devela un lago artificial, una planicie de pastura cercada con madera blanca, caballerizas y cabezas de ganado.

 

Ángel Cabrera

 

Cinco años después, nada luce igual, el rancho El Sueño, en Aután, Nayarit, luce desolado; mientras que el gobernador Sandoval es investigado por autoridades federales debido a un supuesto enriquecimiento ilícito al que se han sumado otros escándalos, como la compra de propiedades por la suma de cuatro millones de pesos por parte de su hija, Lidy Alejandra Sandoval, cuando tenía 19 años y era estudiante de Diseño.

 

24 HORAS visitó el rancho El Sueño, el mismo lugar en que, en 2012, tras cumplir un año de su gestión, el gobernador le abrió las puertas a medios de comunicación. En ese entonces, un altivo Roberto Sandoval presumió a reporteros que, junto con Joan Sebastián y Ezequiel El Cheque Peña, criaba caballos pura sangre.

 

Las imágenes del rancho quedaron registradas en un vídeo de YouTube, así como las declaraciones de Sandoval, quien explicó a reporteros que, además de ganado y caballos finos, tenía tierras de cultivo y no le costaba nada mantenerlos, porque la “naturaleza le daba todo”.

 

A cinco años de distancia, la naturaleza también ha cobrado factura al abandono de El Sueño: el lago artificial se ha convertido en un estanque de agua negra y con olor a humedad; la madera que cerca la planicie prácticamente se está cayendo y, por lo se observa, la propiedad sólo es habitada por 70 reses y un par de caballos que, a simple vista, no lucen como pura sangre.

 

No existe transporte público que lleve al rancho, para llegar se tiene que ir en auto particular o hallar un taxista que esté dispuesto a bajar a las entrañas de la costa nayarita, tierras disputadas por los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, donde se presume que Édgar El Diablo Veytia (ex procurador del estado, detenido en Estados Unidos) estableció su feudo de terror.

 

Tras tomar una parte de la autopista de Tepic a San Blas, se ingresa a una carretera alterna hacia Santiago Ixcuincla, en un camino montañoso que después se convierte en planicie, donde el taxista que aceptó tomar el viaje se convirtió en un guía de los horrores.

 

En las dos horas y media de trayecto muestra los interminables puntos donde tuvieron lugar balaceras, se asentaron campamentos de sicarios o hubo levantones, despojos y enfrentamientos.

 

En esta ocasión, en todo el camino de ida el taxi sólo se cruzó con una decena de autos, ninguno de ellos era una patrulla.

 

El rancho El Sueño está ubicado a las orillas de la carretera y no existe nada que impida el paso, pues la primera reja se puede cruzar tras atravesar un lodazal, dando la impresión de que está abandonado

 

Al ingresar a donde inicia el lago artificial y las caballerizas, todas con aspecto desolado, sólo se encontraba una persona, quien dijo ser el veterinario del rancho, encargado de las 70 cabezas de ganado, a bordo de una camioneta con placas oficiales del Gobierno de Nayarit.

 

El veterinario, quien no quiso dar su nombre, dijo que sólo inyectaría a unos becerros y que nadie cuidaba la propiedad desde hacía semanas.

 

Tras identificarnos como representantes de 24 HORAS, el veterinario tomó fotos de las credenciales de prensa y dijo que hablaría con alguien para ver si nos concedía el permiso de entrar y tomar fotos del rancho del gobernador.

 

Insistió en que no se tomarán fotos porque podrían correrlo de su trabajo. Luego de una espera de dos horas, afirmó que no había respuesta del permiso para tomar fotos y pidió que regresáramos otro día con la venia del gobernador.

 

Ya en el trayecto de regreso, a unos cinco kilómetros del rancho, un campesino explicó que, para llegar a donde se guarda el ganado y los criaderos de caballos, hay que rodear toda la propiedad, un trayecto de al menos 40 minutos por terracería.

 

Al emprender ese trayecto se puede notar que El Sueño está cubierto por árboles que funcionan como una barda que impide ver su interior, pero tras cinco minutos sobre el camino, la misma camioneta del veterinario apareció a toda velocidad e impidió seguir con el trayecto.

 

caem