¿Por qué una mujer querría un silbato que no sirve?

 

¿Por qué las enormes filas, con credencial en mano, para recogerlo?

 

Cuando vi, en el Metro Balderas, a decenas de mujeres haciendo fila para solicitar un silbato, recordé los cientos de mensajes en redes sociales burlándose y minimizando esa medida. Pero también el respaldo de Malú Micher, quien explicaba que se trataba sólo de una de 100 acciones.

 

Entonces, me detuve a platicar con algunas de ellas.

 

Recogí historias de mujeres que quedaban paralizadas por el miedo en el momento del acoso. Rostros que no se atrevían a moverse con ojos que iban de un lado hacia otro, como buscando ayuda, pero sin intentar hacerlo, hasta que alguien se percataba de la situación (generalmente una mujer mayor) le pedía que se cambiara de lugar o, incluso, arremetía contra el hombre que pegaba su cuerpo hacia la asustada mujer.

 

“¡Viejo puerco!”, “¡Lárgate de aquí, cochino!” son los gritos que coinciden en algunas historias.

 

Otros son de hombres defendiendo a su pareja, y, lo peor, de otros hombres aprobando el acoso:

 

–¡Respete a la mujer! ¿¡Por qué la está manoseando!?

 

–¡Pues si no quieres que la toquen déjala en tu casa!

 

Viajar en transporte público representa para las mujeres un alto riesgo de ser acosadas. Desde el “qué buena estás”, hasta el manoseo. Y mucha gente no se defiende. Y no porque lo acepten, sino porque se mueren de miedo y/o no se atreven a pedir ayuda o simplemente no se pueden mover.

 

“¿No sabía qué decir? Es más, cuando quise decir algo no podía ni hablar. No me salía la voz”, me contó una mujer que fue acosada en un camión y que ayer estaba formada para recoger su silbato.

 

¿Por qué descalificaban en las redes sociales la medida? Es claro, y así se señalaba en la argumentación de la autoridad, que no va a resolver el problema, pero también, según los comentarios que recogí, el silbato es una oportunidad de una mujer, paralizada de miedo, de pedir ayuda.

 

Finalmente entendí. Muchas de esas descalificaciones y chistes venían de gente que no viaja en transporte público, aunque también había críticas sustentadas.

 

Sirve separar a las mujeres en el Metro o en el Metrobús. Sí, sí es útil, porque en este momento todavía existen personas que desafían la ley y no se detienen.