El rey de España expresó su “inmensa” gratitud a México por haber acogido durante varias décadas a españoles que emigraron al país americano, entre ellos a muchos exiliados republicanos huidos del franquismo en la década de los 30 y los 40 del siglo pasado.

 

Felipe VI evocó a los refugiados españoles, entre ellos a un buen número de intelectuales, en el discurso pronunciado en el Ayuntamiento de Ciudad de México durante la primera jornada de su visita de Estado.

 

Después de la bienvenida ofrecida por el presidente Enrique Peña Nieto, los reyes se desplazaron al Zócalo, corazón de la capital, donde el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, les hizo entrega del título de Huéspedes Distinguidos y de la Llave de la Ciudad.

 

El rey recordó que desde el comienzo de la historia compartida entre ambos países, hubo españoles en la Ciudad de México que contribuyeron a entablar “lazos de sangre y de cultura” con el pueblo mexicano.

 

Entre ellos, destacó a los españoles huidos por la Guerra Civil Española (alrededor de unos 40.000), que buscaron cobijo después de que el presidente Lázaro Cárdenas decidiera no reconocer al régimen de Franco y acoger al gobierno en el exilio, precisamente en el edificio del Ayuntamiento capitalino.

 

Fue en el Salón de Cabildos el Antiguo Palacio del Ayuntamiento donde, en agosto de 1945, reunidas las Cortes españolas de la República, se nombró a José Giral como presidente de Gobierno en el exilio.

 

Felipe VI consideró un honor la invitación de convertirse, tanto él como la reina, en “chilangos”, como se conoce popularmente a los habitantes de la Ciudad de México, a la calificó de “una de las ciudades más bellas y fascinantes del mundo” por ser “tan rica en historia y vitalidad humana, tan inmensa y pasional”.

 

Ciudad de México, que fue donde el Virreinato levantó la capital de la Nueva España sobre la mítica Tenochtitlán, es en la actualidad una metrópoli “mestiza y llena de contrastes, encrucijada de mundos” y “lugar de encuentro excepcional y de oportunidades”, describió don Felipe.