Llegó el momento de Enrique Ochoa.

 

Hoy tendrá la oportunidad negada antes a muchos.

 

Al secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, cuando el senador Héctor Yunes le propuso, en enero de 2015, retirar a Javier Duarte del gobierno de Veracruz.

 

A las voces de advertencia del entonces dirigente priísta y hoy coordinador de los diputados federales, César Camacho, sobre evidentes desvíos de recursos en Veracruz.

 

Y a Manlio Fabio Beltrones, quien convenció al presidente Enrique Peña de retirar a Javier Duarte como única posibilidad de reposicionar al PRI y al candidato Héctor Yunes, pero lo dejaron solo.

 

A diferencia de ellos, Ortiz Reza ha recibido respaldo para proceder y, en voz superior, mandar mensaje a la ciudadanía y a los priístas.

 

A la primera porque una vez más se le prometerá actuar contra la corrupción.

 

Y a los segundos –gobernadores, alcaldes, regidores, diputados, etcétera- porque podría procederse contra algunos de ellos.

 

Podría, pero…

 

 

Ni expediente ni opinión unificada

 

No hay mucho para la esperanza.

 

La Comisión Nacional de Justicia Partidaria de Fernando Elías Calles va a su sesión de hoy sin un expediente completo y por lo tanto sin una posición unificada de sus integrantes.

 

Las opciones estatutarias, opinó el secretario de Elecciones, Arturo Zamora, son tres: suspensión de militancia, pérdida de derechos y, la más radical, expulsión del partido.

 

Prima la primera tendencia, para risa de Javier Duarte.

 

Mal mensaje para la población de quien trae un discurso institucional y promete aplicar limpieza general, para lo cual ya formó al ex gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge.

 

Dijo en Guadalajara:

 

“La Comisión (…) continuará revisando otros casos de otros estados de la república que han sido señalados, como el de Quintana Roo”.

 

Y como trae escoba multipartidista, según dice, exigirá castigo para el panista Guillermo Padrés, los perredistas de Guerrero culpables de las desapariciones de Iguala y el perredista potosino Ricardo Gallardo.

 

 

Carlos Joaquín guardó amenazas

 

1.- Fue notoria la ausencia de Roberto Borge en el relevo en Quintana Roo.

 

Ni siquiera lo mencionó su sucesor Carlos Joaquín, quien hizo su campaña triunfadora sobre el discurso anticorrupción y la promesa de castigo a Borge.

 

En un discurso brevísimo, que debieran ser todos, prometió cambio de rumbo, cuentas claras a la ciudadanía, fortalecimiento de poderes y autonomía de los municipios.

 

2.-Fue notoria la presencia de los dirigentes partidistas Alejandra Barrales y Ricardo Anaya.

 

El segundo, sentado junto a Pedro Joaquín, estaba a un asiento de Margarita Zavala, su crítica por hacer campaña desde la presidencia del PAN.

 

-¿Rompieron lanzas? –pregunté a Margarita.

 

-No, estuvimos muy tranquilitos –contestó.

 

Separados por Francisco García Cabeza de Vaca, Anaya tendió amabilidad:

 

-Tamaulipas nos une.

 

Y 3.- por si le hacía falta, el coordinador panista en el Senado, Fernando Herrera, ofreció su respaldo a Ricardo Anaya.

 

Encabeza una gestión exitosa electoralmente: once gubernaturas en noviembre, algo “no logrado ni cuando éramos gobierno federal”.