Todavía hasta hace unos años (¿dos, tres?), el PRI guardaba un poco de pudor.

 

O, al menos, simulaba hacerlo: utilizaba al Partido Verde para que éste se ensuciara las manos en su lugar y le ayudara a ganar elecciones con cuanta trampa se les ocurría.

 

Al cabo, ahí tenían –tienen– al Instituto Nacional Electoral que hacía como quien le hablaba la Virgen cuando el Verde violaba las reglas electorales con singular alegría, y ya cuando no le quedaba otra, más que actuar, terminaba minimizando los hechos y disminuyéndole las multas al tucán.

 

El PVEM, por supuesto, tenía más que hechas las cuentas del costo económico que le significaban sus chanchullos y apostaba por ellos. Le salía barato, pues; a cambio recibía del PRI posiciones –¡hasta una gubernatura!– y dinero.

 

Le sirvió incluso de vehículo a Enrique Peña Nieto para ubicar a algunos de sus “amigos” en el Congreso, como María Elena Barrera, Juan José Guerra Abud, Jesús Izquierdo y Ruth Zavaleta, entre otros.

 

La relación PRI-Verde, pues, servía a cada cual.

 

Pero desde que llegó Peña Nieto a la Presidencia de la República, los miembros del Partido Verde comenzaron a mirar a los priistas hacia abajo, con arrogancia e insolencia.

 

Y es que los del Verde se ganaron –con abyección– los favores de Peña (es de los pocos priistas a los que caravanean). Se convirtieron en los defensores más “apasionados” del habitante de Los Pinos y, a diferencia de los priistas, consintieron a todo lo que les ha pedido.

 

El único revés que se llevaron los verdes en esta administración –gracias a las protestas de agrupaciones ciudadanas– fue el tener que destituir a Arturo Escobar de la Subsecretaría de Prevención y Participación Ciudadana de la Segob, sin que el ex vocero del PVEM hubiera podido siquiera tomar las riendas del despacho.

 

Pero he aquí que esa lección no fue suficiente para el jefe máximo del PRI. O le importó poco. Porque sin pudor alguno, dio luz verde para que el senador Pablo Escudero (del Verde, por supuesto) se convierta en presidente del Senado de la República.

 

¡Qué desvergüenza!

 

¿Miedo o advertencia para Beltrones?- Por un lado, Pablo Escudero –yerno de Manlio Fabio Beltrones– es enfilado a la presidencia del Senado.

 

Por otro, en la Cámara de Diputados, Sylvana Beltrones –hija de Manlio Fabio– será quien presente la posición del PRI a la entrega del IV Informe de Peña Nieto el próximo jueves por la tarde.

 

El mensaje puede leerse de dos maneras: o son guiños del Presidente para mantener tranquilo a Beltrones o son advertencias: “Cuidado, acá tenemos a tu yerno y a tu hija”.

 

Queretanos, a la baja.- A Enrique Burgos, a quien los priistas habían enfilado para encabezar la presidencia de la Mesa Directiva del Senado, lo dejaron chiflando en la loma.

 

Y Mariano Palacios Alcocer viene ya de regreso con sus maletas. Deja la embajada de México en el Vaticano.

 

La única ganona es Guadalupe Murguía, quien presidirá en una segunda tanda la Cámara de Diputados. Nomás que ella es panista… y anayista.

 

Gemas: obsequio del secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong: “El comisionado general de la Policía, Enrique Galindo, se ha separado de su cargo”.