No parece coincidencia que unas horas después de que el presidente Peña definiera el perfil del candidato del PRI a la Presidencia, la dirigencia del tricolor emitiera una convocatoria para una reunión de su Consejo Político.

 

El máximo órgano de deliberación del PRI se reunirá el viernes para aprobar el método de selección de sus candidatos al Senado, a la Cámara de Diputados y a la propia Presidencia de la República.

 

En 2011, por ahí de mediados de septiembre, ya se había destapado el nombre de Enrique Peña como candidato presidencial.

 

Peña dijo el lunes en un evento público que el candidato priista se daría a conocer “antes del 15 de diciembre’’.

 

Una fecha tan ambigua da pie a cualquier cantidad de interpretaciones.

 

Seguramente la dirigencia tricolor ha visto que en cualquier encuesta que se haya publicado hasta hoy, ninguno de sus precandidatos tiene mayor nivel de aceptación que cualquiera de la oposición.

 

Lo que requiere es tiempo para echar a andar la maquinaria que les permita posicionar al que sea el elegido.

 

De los cinco fantásticos tricolores –Narro, Nuño, De la Madrid, Meade y Osorio Chong-, sólo el hidalguense puede considerarse un “animal político’’.

 

Ha sido diputado federal, secretario de Gobierno y gobernador de Hidalgo, y hoy es el encargado de la política interior del país.

 

Se le considera un buen operador político y sabe utilizar los recursos que tiene a su alcance para lograr sus objetivos.

 

Los otros cuatro no han ganado una elección por lo que, en el supuesto de que alguno de ellos sea el elegido, tanto el PRI como el gobierno necesitarán tiempo –y dinero- para posicionarlo en el ánimo de la población.

 

En Los Pinos tiene ya la medición del grado de conocimiento y aceptación de cada uno, y seguro Peña ya se decantó por alguno de ellos.

 

Lo que está por verse en el tricolor es si, el viernes próximo, no surge por ahí un notable “cuadro’’ partidista que, aprovechando que están todos juntos, haga un pronunciamiento espontáneo a favor de tal o cual de los cinco.

 

Parece descabellado, pero no lo es.

 

 

 

Mariana Moguel, hija de la secretaria de la Sedatu, Rosario Robles, renunció a la dirigencia de lo que queda del PRI en la CDMX.

 

Moguel sustituyó a Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre en la dirigencia priista de la capital cuando el heredero del rey de la basura se vio envuelto en un escándalo de presunta prostitución.

 

Presunta porque luego de una investigación, la Procuraduría de Justicia de la CDMX no encontró pruebas que lo incriminaran, pese a los testimonios grabados de dos mujeres que habrían sido contratadas como secretarias y terminaron como “damas de compañía’’.

 

El caso es que Moguel recibió un partido casi desparecido y ella terminó por sepultarlo.

 

En su carta de renuncia aseguró que el tricolor de la ciudad “está listo para competir en la elección de 2018’’, pero a decir verdad, el PRI no tiene cuadros ganadores.

 

No existe en la capital.

 

 

 

Los coordinadores parlamentarios de todos los partidos en la Cámara de Diputados y el Senado sesionarán hoy en “conferencia’’ para determinar en cuáles puntos de la agenda legislativa hay coincidencia para avanzar los trabajos.

 

Un punto medular a tratar será la Ley Reglamentaria de la Fiscalía Nacional, que deberá ser aprobada antes de intentar nombrar al fiscal general y al fiscal anticorrupción.

 

A ver.

 

 

 

caem