Con un clima maravilloso, con el Estadio Azteca lleno, Vicente Fernández se despidió del público. Entusiasmado, conmovido, lleno de energía y una voz potente, el cantante aprovechó el escenario donde en esta ocasión se presentó con más de 50 músicos, entre los que estuvo presente Arturo Vargas, del Mariachi Vargas de Tecalitlán, uno de los mejores de México y quien es amigo de Vicente.

 

columna vicente nfdzEl Charro de Huentitán estuvo muy contento, gozó cada instante al lado de su esposa Cuquita, a quien le dedicó “Hermoso cariño”, pues han estado juntos durante años. Presentó a Alejandro Fernández, ya que lo vio crecer no sólo como hijo, sino como artista y advirtió que sólo serían cinco canciones, puesto que era su despedida. Al estilo Yuri, se cambió en varias ocasiones, habló de los últimos años, que han sido difíciles debido a que ha padecido varias enfermedades, pero se recuperó para poder cantar pleno. Siempre tuvo claro que diría adiós cuando estuviera completo, fuerte y no en decadencia.

 

También le mandó una dedicatoria a Donald Trump, diciendo que si logra verlo y tenerlo de frente, le escupirá en la cara y le mentará la madre, porque no puede menospreciar a los latinos.

 

Fue una noche redonda. La gozó, lloró y tomó como en sus buenos tiempos, para que la velada fluyera sin contratiempos. Cantó durante varias horas, de 9 PM hasta la 1 AM, y la gente salió feliz. Gente de su staff repartía anforitas a sus invitados. Cuquita estaba en primera fila, rodeada de sus nietos; la primera esposa de Alejandro, América, no se le despegaba. Se nota que llevan muy buena relación. Camila observaba lo que se siente estar arriba de un escenario, ya que quiere seguir los pasos de su abuelo y de su padre.

 

Maribel Guardia, acompañada de su hijo Julián, disfrutaron del concierto. Se ve que Julián ama la música y la compañía de su mami, quien es sumamente asediada por el público. La actriz se porta siempre sonriente y amable, y los comentarios suenan al unísono: “¡qué bella mujer!”

 

Otro que anduvo por ahí fue Leonardo García, quien lucía enamorado, tomándose varias selfies con la novia. También vi al gobernador de Zacatecas, Miguel Alonso Reyes, Maluma (quien dijo que admira a Chente, pues sus padres siempre escuchan su música), Edith Márquez, Río Roma y Maxine Woodside, quienes no querían perderse la última noche del artista.

 

Los boletos se regalaron a través de diversas estaciones de radio, pero es una pena la mafia que existe en el Estadio Azteca, pues algunos vendían los boletos de cancha hasta en cinco mil pesos; algunos eran falsos y aun así estafaban a la gente. También “vendían” los lugares de estacionamiento de 200 a 500 pesos y las autoridades sin hacer nada, porque son chavos que hacen lo mismo cada vez que hay partido. Es una banda organizada, y es lamentable porque era un evento gratuito y hubo quienes ganaron mucho dinero.

 

Para despedirse, Vicente Fernández se envolvió en la bandera mexicana. Ya un tanto cansado, cerró la noche emocionado y agradecido por tantos años arriba de los escenarios.

 

La última canción fueron “Las Golondrinas”. Vicente se despidió y abandonó el escenario, dejando claro que ha ganado un lugar en el corazón de los mexicanos y demostró porque sigue siendo El Rey.

 

Hay más… pero hasta ahí les cuento.