El nuevo frente que abrió ayer el comisionado federal en Michoacán, Alfredo Castillo, al declarar “prófugo de la justicia” al que fuera tesorero de los gobernadores perredistas Lázaro Cárdenas Batel y Leonel Godoy, representa el inicio de un ajuste de cuentas largamente aplazado con las administraciones del PRD en Michoacán.

 

Porque al hacer pública la orden de aprehensión contra Humberto Suárez, por los delitos de “peculado y abuso de autoridad”, finalmente el gobierno federal ataca el origen de la grave descomposición social, económica y política que padecen los michoacanos y que tiene sus raíces en los pasados gobiernos de Cárdenas y Godoy.

 

Aunque el anuncio de la persecución lo hizo ayer por las redes sociales, justo en momentos en que el tema de las autodefensas le hacía crisis por la detención y acusaciones contra Hipólito Mora, está claro que el comisionado Castillo sabe muy bien que al ir sobre el financiero de los dos ex gobernadores perredistas, necesariamente abrirá la caja de Pandora de las dos administraciones en las que nacieron y se fortalecieron las dos organizaciones del narcotráfico que pusieron en jaque al estado de Michoacán: primero la familia Michoacana, que naciera en el año 2006 en pleno gobierno de Lázaro Cárdenas, y su derivación de Los Caballeros Templarios, que se creó en 2011 durante el gobierno de Godoy Rangel.

 

La penetración de esos dos cárteles en la vida social, política y económica de Michoacán se produjo durante las dos administraciones perredistas, que también fueron testigos de las disputas por territorio y por el control del negocio de las metanfetaminas con Los Zetas, primero, y luego con el Cártel de Jalisco Nueva Generación, ligado al Cártel del Pacífico. La indolencia federal en los primeros años del problema, ligada a la debilidad o la corrupción de los dos gobiernos estatales, y finalmente la guerra fallida del presidente Calderón, fueron el caldo de cultivo del caos que aún hoy, con todo y el despliegue federal del gobierno de Peña Nieto, sigue siendo Michoacán.

 

Mucho se dijo que Peña Nieto, mientras necesitó del PRD para impulsar sus reformas en el Pacto por México, no había querido hurgar en el origen político de la problemática de Michoacán porque ahí aparecían apellidos tan poderosos como el de la familia Cárdenas, ni tampoco indagó a la administración de Leonel Godoy a pesar de las evidencias de corrupción que incluso llegaron a la familia del hoy senador. Pero a juzgar por la forma en que ayer Alfredo Castillo hizo pública la acusación contra el ex tesorero michoacano, la decisión de Los Pinos ya cambió y eso coloca necesariamente al PRD y a sus dos ex mandatarios en el centro de la estrategia gubernamental para hacer justicia y restablecer la legalidad en Michoacán.

 

Porque por más que se intenten deslindar, como ayer hizo en un escueto comunicado Leonel Godoy, y como no lo ha hecho aún en su silencio Lázaro Cárdenas Batel, la investigación contra un colaborador tan cercano y de tanta confianza, como fue el secretario de Finanzas de los dos gobiernos, toca necesariamente a los dos ex mandatarios. Si a Humberto Suárez lo acusa el gobierno federal con tal contundencia de “peculado y abuso de autoridad” ¿habrá algún ingenuo que crea que sus dos jefes políticos no supieron de las acciones o la corrupción de quien les manejaba sus finanzas estatales? Peor aún, que llevó a Godoy a ratificar en el cargo a un funcionario que hoy es señalado por tan graves conductas.

 

Así que, casualidad o coincidencia, justo cuando la compleja madeja de las autodefensas se le enredaba aún más por las acusaciones de “traición” a Hipólito Mora, el comisionado Castillo Cervantes abrió una nueva veta en su nada fácil comisión en Michoacán: el entramado político y de corrupción que llevó a ese estado a una crisis total de seguridad, de impunidad y de ilegalidad. Y al abrir esa caja, hasta ahora encubierta por la estrategia federal, llevará al PRD y a sus dos ex gobernadores al incómodo banquillo de los acusados.

 

NOTAS INDISCRETAS… La instrucción presidencial en el relevo del comisionado Nacional de Seguridad fue que al doctor Manuel Mondragón se le tratara con todo respeto y consideración. Por eso los elogios y reconocimientos que ayer le hizo al despedirlo el secretario Miguel Osorio, quien curiosamente también fue el primero en buscar al doctor Mondragón cuando, allá por noviembre del 2012, el presidente Peña lo invitó a formar parte de su gabinete. Versiones cercanas a su familia confirman que el doctor padece un cáncer que se ha complicado a últimas fechas y que le impide tener plena actividad física y lo obliga al reposo. Por eso ayer el propio Mondragón a través de su cuenta de twitter agradeció al presidente y a sus compañeros de gabinete, pero especialmente se refirió en su agradecimiento a Osorio Chong, quien fue el responsable de invitarlo al cargo por el que el doctor dejó plantado a Miguel Ángel Mancera… Se baten los dados. Otra Escalera. Mejora la suerte.