-Ni para (Ricardo) Anaya todo el mérito, ni para (Manlio Fabio) Beltrones toda la derrota.

 

Así resume su análisis Alfonso Durazo sobre los resultados de la jornada electoral del domingo pasado, que terminó bocabajeando al Revolucionario Institucional y encumbrando a Acción Nacional.

 

Para el ex priista –secretario particular de Luis Donaldo Colosio (1992-1993) y de Vicente Fox (2000-2004) –, hoy miembro prominente de Morena, hay tres razones por las que el electorado rechazó al PRI y le quitó siete gubernaturas de golpe:

 

– Hay un resentimiento acumulado histórico (en contra del PRI).

 

– Los saldos negativos de este gobierno (el de Enrique Peña Nieto) –“aún con optimismo es difícil rescatar algo”, dice– y enfermo ánimo social se traducen en rechazo al gobierno.

 

– La guerra sucia, impulsada por el PRI y por el gobierno –y secundada por el PAN–, arrasó con el espíritu cívico; los que fueron a votar lo hicieron en contra del sistema, y el PRI es su representante.

 

Así que, insiste, ni para Anaya todo el mérito, ni para Beltrones toda la derrota.

 

Según Durazo, el “pecado” del dirigente nacional del PRI tiene más que ver con la soberbia y la expectativa “sobredimensionada” que se creó: verse como un operador político excepcional.

 

“Ése es su pecado…”, sostiene. Y es que no es lo mismo operar en un ámbito controlado de negociación, como es la Cámara de Diputados o el Senado, que operar a la intemperie:

 

“Curioso que Beltrones, con su trayectoria, no sabía lo que el PRI y los partidos tienen que ver con la gente, y eso anula la capacidad de negociación de los tratos en lo oscurito”.

 

En términos de estrategia electoral, Durazo agrega otro “pecado” a Manlio Fabio: la guerra sucia. Y se la atribuye directamente a su paisano “porque si fue generalizada, el responsable es el presidente del partido”.

 

Desde su punto de vista, la guerra sucia se le revirtió al PRI: “Si hablas de mal humor social (lo reconoció el propio Peña Nieto) y luego lo retacas de guerra sucia, no hay manera de procesar tanto”.

 

Veracruz es el caso emblemático de esa situación.

 

Y lo peor del caso, concluye Durazo, es que los panistas no saben qué alacrán se echaron al hombro:

 

“(Miguel Ángel) Yunes fue compañero mío en la Cámara. Siempre se movía en los extremos y generaba rechazo entre nosotros mismos. Y es que en aquel tiempo había límites…”.

 

Creyeron que habíamos perdido.- Juan Pablo Adame, delegado del PAN en Quintana Roo, nos cuenta la anécdota.

 

Resulta que al cierre de casillas la noche del 5 de junio, le llamaron del CEN para darle las gracias por el esfuerzo realizado.

 

“Les dije: ‘¡Vamos a ganar!’. No me creían. Yo veía las actas. Llegaban dos a uno…, era impresionante; y nuestro conteo nos daba siete puntos arriba (al final serían casi 10)”.

 

Esa noche caía una lluvia torrencial, recuerda Juan Pablo (hijo del ex gobernador de Morelos), y cuando ya teníamos todas las actas, nos preguntaron: ¿qué hacemos: festejamos con Carlos Joaquín o cuidamos las actas?

 

Se quedaron a cuidar las actas, obviamente.

 

Gemas: obsequio del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, sobre los líderes de la CNTE: “Las detenciones de (Rubén) Núñez y (Francisco) Villalobos no tienen nada que ver con el tema magisterial”.