Le ha tocado el turno.

 

Tras sus sorpresivas victorias en ocho estados –siete para gobernador y Baja California para aniquilar una vez más al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Baja California–, Acción Nacional (PAN) tiene el mando de la política.

 

Por acuerdo interparlamentario, esos consabidos arreglos oscuros en el Poder Legislativo detentarán la presidencia de la Cámara de Diputados durante el próximo año, de septiembre de 2016 a agosto de 2017.

 

Desde ahí podrá guiar gran parte de los trabajos hacia donde quiere: censura de la corrupción con la cual identifica al gobierno de Enrique Peña Nieto, decisiones fundamentales para reorientar las reformas y otras acciones oficiales.

 

Es el empeño de Ricardo Anaya.

 

Por ahí dirigirá sus pasos y tratará de cercar al gobierno de Peña Nieto con decisiones para disminuirlo en 2017 –Estado de México, Coahuila y Nayarit– y llevarlo a la derrota definitiva en las elecciones presidenciales de 2018.

 

No va mal.

 

O, dicho en mejores términos, va muy bien para angustia de los Partidos Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD.

 

Morena es aparte.

 

Entre la ortodoxia y el rompimiento

 

Jesús Zambrano, de izquierda radical y perredista de dirección, ha sido institucional.

 

Ricardo Anaya revisa quién debe sucederle en la antaño llamada “más alta tribuna de la patria”.

 

El queretano no es un tipo ortodoxo.

 

En consecuencia, no pueden considerarse solamente los dos candidatos mencionados para presidir la Cámara de Diputados: Federico Döring o Gustavo Madero.

 

La cercanía de Döring con Anaya está documentada cuando lo envió a investigar cómo la Chapodiputada Lucero Sánchez López llegó al Congreso de Sinaloa con el apoyo del PAN, a pesar de ser amante de Joaquín el Chapo Guzmán.

 

No hubo mayor acción del PAN.

 

Dejaron pasar el asunto y todo se dejó en manos de la Cámara de Diputados y del Congreso de Sinaloa para expulsarla, promover su desafuero y, a partir de ello, pretender su persecución judicial.

 

Hoy, ella anda prófuga, protegida por los pistoleros del Chapo Guzmán Loera y con pocas posibilidades de ser procesada por sus nexos con el crimen organizado.

 

Los choques entre Anaya y Madero

 

La selección determinará el acierto de Ricardo Anaya.

 

Atrás de Federico Döring aparece Gustavo Madero.

 

Un nombre difícil de aceptar.

 

Madero debe decidir primero si va como secretario general del Gobierno de Chihuahua al amparo de Javier Corral para disipar su sueño de ser poeta en su tierra o si se queda en el Poder Legislativo a fin de enfrentar a quien lo desapareció del panorama panista.

 

Es tentadora la oferta, pero no encaja en el equipo.

 

No lo es para Anaya ni para el coordinador de la bancada panista en San Lázaro, Marko Cortés, quien no quiere sombras políticas y preferiría a otros actores.

 

Además, en la fracción pesa mucho la sombra de Felipe Calderón y, nadie lo duda, su esposa Margarita Zavala como único contrapeso para la candidatura presidencial de Anaya por el PAN hacia 2018.