El llamado bullying es un fenómeno social que, si bien no es nuevo, se ha puesto de moda por la profunda difusión de sus efectos y consecuencias a través de las redes sociales.

 

El bullying no es otra cosa que una manifestación de odio y violencia. En el caso de los niños y jóvenes se trata de una serie de complejos, traumas y/o déficits de diversa índole que, en muchos casos, se gestan en casa y se fortalecen en la esfera social, incluida la escuela.

 

El bullying es una ‘enfermedad social’ que deriva en un sentimiento de poder agresivo en el victimario el cual genera en los demás un respeto cimentado en el miedo, sumisión, angustia y debilidad mental para exigir respeto y castigo al abusivo por las vías conducentes.

 

Este fenómeno caracteriza cada vez más al sistema educativo del país. Un sistema formador del talento humano que soportará el aparato productivo nacional. La fuerza laboral que hará economía formal y que tendrá que soportar el “bullying” del sistema político y de la clase gobernante.

 

Es aquí donde pareciera que el bullying en las escuelas es un fenómeno de conducta social que metaforiza el modelo de gobierno en México: abusos y excesos por parte de algunos pocos (políticos y autoridades) en perjuicio de una mayoría dejada, temerosa, inmóvil e incapaz de exigir justicia.

 

En México somos prácticamente 50 millones de personas las que integramos la Población Económicamente Activa (PEA) de los cuales más o menos 39.5 millones somos contribuyentes activos. Un país en el cual históricamente menos del 40% de la población ha mantenido a todos los mexicanos (110 millones de personas).

 

Veamos: del dinero recaudado vía impuestos se le dan cantidades millonarias a los partidos políticos, los cuales, generalmente, ofrecen prebendas y beneficios al margen de la ley a mucha gente a cambio de su voto. Personas que se ubican cómodamente del lado del 60% de la población que no paga impuestos y que está acostumbrada a vivir en la informalidad e ilegalidad.

 

Es decir, el recién extinto Instituto Federal Electoral (IFE), el cual fue el responsable de garantizar equidad y transparencia en los plebiscitos del sistema “democrático” de partidos políticos de México, fue financiado por el contribuyente cautivo para que estuviera en condiciones de fondear con millones de pesos a los partidos políticos compradores, acarreadores y corruptores de votantes.

 

Otra partida millonaria de los impuestos que paga el 40% de la población total del país se va al pago de nómina de burócratas, donde existen miles y miles de “aviadores”, miles y miles de requisiciones de compras con sobre precio para drenar los presupuestos del erario y el pago de obscenas prestaciones e insultantes bonos a funcionarios públicos por aparentar que hacen lo que por obligación deben hacer bien.

 

Lo que sobra del dinero recaudado va al desarrollo del país. De un México que crecerá en el mejor de los escenarios en un patético 2.7% en el 2014. Un país con un Estado de Derecho destruido, un país donde la violencia es la forma de gobierno, un país que recibe como besito de buenas noches el fatalismo amarillista de los noticiarios nocturnos de las televisoras privadas.

 

Pareciera pues que el bullying es una forma de gobierno y una línea editorial de las televisoras. Un modelo en donde el abuso y el exceso de unos cuantos somete a la mayoría infundiendo miedo, sumisión, subordinación; fortaleciendo la debilidad mental y la pasividad.

 

Un modelo enquistado en las escuelas para aleccionar a los futuros cuadros productivos como funciona México. Quién mejor que un representante del paleolítico del PRI –ese partido que favoreció la ignorancia durante más de 70 años para legitimar la dictadura perfecta hasta el año 2000- para orquestar este “modelo pedagógico del bullying” desde la Secretaría de Educación Pública (SEP).

 

Al margen de lo anterior, el bullying, como fenómeno social en el sistema educativo nacional, es un aspecto que se debe erradicar de las escuelas del país. No solo debe monitorearse, debe garantizar castigos ejemplares a los responsables (escuelas, padres y jóvenes).

 

Exijamos a quienes les pagamos por hacer valer la ley. Y si esos funcionarios no “funcionan” destituyámoslos.

 

México lamentablemente aún es un país de abusivos y dejados. Un país con una mayoría que no ha entendido que el abuso del valiente llega hasta donde el cobarde lo permite.

 

VENTANA

 

Pareciera que el bullying es una forma de gobierno y una línea editorial de las televisoras. Un modelo en donde el abuso y el exceso de unos cuantos somete a la mayoría infundiendo miedo, sumisión, subordinación; fortaleciendo la debilidad mental y la pasividad