El padre del niño sirio de tres años ahogado frente a la costa turca y cuya imagen conmovió al mundo relató que sus hijos se le habían resbalado de las manos al hundirse la embarcación que los llevaba a Grecia.

 

“Teníamos chalecos salvavidas pero el barco se hundió porque varios se levantaron. Yo sostenía la mano de mi mujer. Pero mis hijos se me resbalaron de las manos”, declaró Abdullah Kurdi a la agencia de prensa Dogan.

 

Doce refugiados sirios, que intentaban llegar a la isla griega de Kos, murieron el miércoles frente a la playa turca de Bodrum.

 

Su hermano Galib, de cinco años, y su madre, Rehana, de 27 años, también se ahogaron. “Estaba oscuro y todo el mundo gritaba. Por eso no pudieron oír mi voz ni mi mujer ni mis hijos.”

 

“Intenté nadar hasta la costa siguiendo las luces, pero no pude encontrar a mi mujer y a mis hijos una vez en tierra”, explicó Kurdi. “Fui al hospital y ahí me enteré de la mala noticia”.

 

El hombre, originario de la ciudad kurda de Kobane (norte de Siria), contó que ya había intentado viajar a Grecia con su familia, pero la guardia costera griega había interceptado el barco en el que viajaban.

 

Su hermana vive en Vancouver y había presentado una solicitud de asilo para Abdullah y sus hijos, pero el gobierno canadiense la rechazó en junio.
La imagen de Aylan, yaciendo inerte a las orillas de la playa, convertida en símbolo de la tragedia de los refugiados sirios, fue una referencia constante para quienes reclaman a los líderes europeos que reaccionen de una vez ante el mayor éxodo que vive el continente desde el fin de la II Guerra Mundial.

 

La Comisión Europea pedirá el próximo miércoles a los Estados miembros de la Unión Europea que se repartan otros 120 mil refugiados de los que se encuentran en Hungría, Grecia e Italia, ante el recrudecimiento de la crisis migratoria.

 

El plan sugiere sumar estas 120 mil personas a las 32 mil 256 que ya se comprometieron a acoger los países de la UE en julio pasado y que el sistema sea más “automático”.

 

La Comisión también quiere ofrecer algún tipo de apoyo a los países de origen y tránsito de la inmigración, por lo que contempla la creación de un fondo al que tendrán que aportar recursos los Estados miembros.

 

Pero muchas naciones en Europa son reticentes como Polonia, que por ahora ha acordado acoger a dos 200 refugiados, una cifra inferior a la inicialmente propuesta por Bruselas. La primera ministra polaca, Ewa Kopacz, aseguró que no aceptará la imposición de cuotas, pues considera que la Unión Europea debe ayudar a las personas que verdaderamente huyen de la guerra y no a los inmigrantes económicos.