MOSCÚ. El presidente ruso, Vladímir Putin, hizo por primera vez autocrítica tras el desplome del rublo y admitió que Rusia está sumida en una crisis económica de la que saldrá, en el peor de los casos, en un plazo de dos años.

 

“Nuestra economía saldrá de su situación actual. ¿Cuánto tiempo nos llevará? En las circunstancias más desfavorables, creo, dos años”, dijo Putin durante su conferencia de prensa anual ante más de un millar de periodistas rusos y extranjeros.

 

Aunque no llegó a mencionar la palabra crisis en ningún momento durante las más de tres horas de rueda de prensa, reconoció que Rusia afronta “tiempos difíciles” y, si las cosas se ponen feas, habrá que “cambiar de planes” e introducir “recortes”.

 

Putin subrayó que el presidente es responsable directamente por “todo lo que ocurre en el país”, pero repartió culpas de la situación a partes iguales entre el gobierno y el Banco Central, muy criticados por su inacción ante la inusitada depreciación del rublo, que en lo que va de año ha perdido más del 50% de su valor.

 

“Todo se hace correctamente, pero se podría ir medio paso más adelante”, dijo Putin después de que la moneda cayera en picado hasta superar el “martes negro” la barrera psicológica de los 100 rublos por euro, frente a algo más de 40 en septiembre pasado.

 

Putin culpó directamente del desplome del rublo a factores externos como la caída de los precios del petróleo, que ronda los 60 dólares el barril, y las sanciones occidentales, que son causantes “en torno al 25-30 % de los problemas económicos”.

 

Según las previsiones del gobierno y el Banco Mundial, la economía rusa entrará en recesión en 2015, cuando podría contraerse 0.8 % como mínimo, dependiendo de los precios del barril, mientras la fuga de capitales es imparable y la inflación superará 10 %.

 

En cuanto a la posibilidad de que la actual crisis perjudique a sus opciones de presentarse a la reelección, aseguró que es prematuro pensar en las elecciones presidenciales de 2018.

 

“Es pronto, se trate de quien se trate, para tomar una decisión. Hay que trabajar con empeño en interés de los ciudadanos. Y según los resultados y los ánimos de la sociedad, se podrán sacar conclusiones sobre quién postulará en las elecciones de 2018”, señaló.

 

Como es habitual, arremetió contra Occidente por decidir “que es un imperio y que todos los demás son vasallos” a los que hay que aplastar, y por levantar nuevos muros en Europa.

 

“¿Acaso no es un muro el escudo antimisiles al lado de nuestras fronteras? ¿Acaso no es un muro (…) la ampliación de la OTAN al este, algo que nos prometieron que no pasaría tras la caída del Muro de Berlín?”, se preguntó.

 

Con respecto a las sanciones, acusó a Estados Unidos y Europa de “arrancar las garras y los dientes al oso” ruso para que se convierta “en un trofeo de caza”.

 

“A veces pienso si no sería mejor que el oso se quedara tranquilo, comiendo bayas y miel. A lo mejor así lo dejarían en paz. ¡No le dejarán! Porque siempre intentarán ponerle la cadena. Y cuando lo encadenen, le arrancarán los dientes y las garras, que a día de hoy son (nuestra) fuerza de contención nuclear”, dijo.

 

Nuevas sanciones para acorralar

 

BRUSELAS. Los países de la Unión Europea adoptaron más sanciones contra la península ucraniana de Crimea, región anexionada ilegalmente por Rusia a ojos del bloque comunitario, centradas en restricciones a las inversiones, las exportaciones y el turismo.

 

El procedimiento escrito añade que desde el 20 de diciembre, “las inversiones en Crimea o Sebastopol quedan ilegalizadas. Las empresa europeas y las que tengan su base en territorio de la UE no pueden adquirir propiedades o en entidades en Crimea, financiar compañías o proporcionar servicios” a empresas crimeas.

 

Los Veintiocho han sumado a esa decisión la de no permitir que los operadores de turismo comunitarios ofrezcan sus servicios en Crimea o Sebastopol, “en particular, los cruceros europeos no podrán recalar en los puertos de la península de Crimea excepto en caso de emergencia”.

 

La UE también ha prohibido la exportación de determinados bienes y tecnología hacia las compañías crimeas o que se vayan a usar en la anexionada península ucraniana, lo que afecta a los sectores de transporte, telecomunicaciones y energía, así como a la prospección, exploración y producción de petróleo, gas y recursos minerales.

 

En la nueva prohibición europea se incluyen también los servicios de asistencia técnica, asesoramiento, construcción o ingeniería relacionada con las infraestructuras de esos sectores.