“Más pronto cae un hablador que un cojo” reza el dicho, el cual puede aplicarse al titular de la Secretaría de Educación Pública, quien durante casi un año utilizó su discurso limitado, pero machacón de que a la reforma educativa no se le cambiaría ni una coma; que al maestro que acumulara tres faltas injustificadas se le iba a descontar el día y eventualmente a dar de baja, y otras amenazas.

 

Hace un par de días, Aurelio Nuño tuvo que recular y anunciar que van a modificar, corregir, mejorar… la reformita “para fortalecerla”. Ah, bueno, dicen los perplejos.

 

Casualmente, como comentamos hace ocho días en este espacio, algunos de los cambios que anunció Nuño son los mismos que ha venido demandando la CNTE, aunque fueron presentados por el ex empleado (¿o seguirá siendo?) de la ex maestra de la maldad y la perversidad, Juanito, el dirigente del SNTE, pues.

 

Como en los eventos de lucha libre, hubo un poco de pantomima para que no fuera obvio que el secretario estaba cediendo a la presión de los maestros disidentes con quienes reiteradamente se negó a dialogar. Nuño tuvo que aceptar también bajarle dos rayitas a la soberbia y prepotencia que lo han caracterizado en este espinoso asunto, comentan los observadores.

 

La información oficial dio cuenta que el secretario de Educación Pública respondió al pliego de 12 resolutivos presentado por el SNTE la semana pasada; se refirió de manera destacada a cinco puntos: mejoramiento de la evaluación del desempeño profesional docente, apertura a propuestas del nuevo modelo educativo, apoyo a los maestros en su desarrollo profesional y un plan de transformación de las normales, incremento económico a los estímulos de carrera magisterial y regularización del pago de salarios e incentivos económicos, así como la asignación de plazas y promoción de docentes, ganados por los maestros en el proceso de evaluación docente.

 

Nuño aclaró que es aliado de los maestros (pero no de los que pertenecen a la CNTE, claro), y subrayó que “no hay ningún acuerdo para cambiar la reforma educativa en su faceta legislativa”. Obviamente “está en chino” que eso ocurra, agregan los observadores.

 

El mismo secretario destacó el compromiso de modificar la evaluación como política pública, para que sea más pertinente y acorde con las condiciones socioculturales de cada región del país y de cada estado, y mejorarla tomando en cuenta la opinión de los maestros y maestras. Se revisará la instrumentación de las evaluaciones, se mejorará la acreditación de los evaluadores… Pero, además de todo, les tuvo que ofrecer a los maestros un aumentito de 3.5%, retroactivo al 1 de enero.

 

¡Mejor, imposible! dicen algunos.

 

Nuño Mayer explicó, además, que la semana próxima presentará la propuesta de nuevo modelo educativo y de desarrollo curricular, en documentos terminados y no definitivos, para que a través de una amplia convocatoria participen y discutan los actores de los diversos sectores de la sociedad, como pedagogos, maestros, académicos, autoridades locales, expertos y representantes de la iniciativa privada. Respetando la Constitución y las leyes, hay mucho camino para mejorar la implementación de la reforma educativa en beneficio de niños, jóvenes y maestros, subrayó.

 

“¡Por ahí hubieras empezado hace 10 meses, Aurelio!” le gritan sus detractores.