Estructuralmente es un gobierno sin vértebras.

 

Más de la mitad de sus oficinas centrales están catalogadas como destruidas o al menos disfuncionales para prestar servicio a la población.

 

No importa.

 

La emergencia ha llegado a su fin y la decisión es empezar a normalizar hoy la atención al público tras los sismos del 7 y 19 de septiembre pasados.

 

Y así se hará.

 

Se harán las reubicaciones necesarias aun sobre edificios sin peritajes para no prolongar este receso causado por los terremotos y cuyos daños pueden verse en prácticamente todas las dependencias.

 

Sedes como la SCT de Gerardo Ruiz Esparza estarán sujetas a nuevas revisiones para determinar su demolición o reparación.

 

Quienes tuvieron amplias oficinas y escritorios ejecutivos deberán concentrarse en cubículos de ocasión y con menos subordinados.

 

Es un riesgo, y lo deben saber desde ahora.

 

1.1 MILLONES DE BURÓCRATAS, SIN OFICINAS

Todavía ayer se peleaba contra lo imposible.

 

Los daños de los terremotos del 7 y 19 de septiembre -más el segundo sobre el primero- han dejado a los empleados federales sin más de la mitad de las instalaciones en la Ciudad de México.

 

Más de la mitad de la burocracia no tendrá hoy dónde despachar.

 

Y otra mitad de los reubicados no tendrá lo necesario: escritorios, expedientes, informes a quienes vayan en busca de un trámite.

 

Y quién sabe cuánto tarden en recuperar archivos de edificios resquebrajados con mazazos de 7.1 grados, según el reporte oficial.

 

Si se midiera por volumen, tres cuartas partes de los empleados federales asentados en la capital -algo así como 1.1 millones- acudirán a donde se les diga sin tener tarea inmediata, sin instrucción específica.

 

Será un gobierno paralizado.

 

Con otro dato: gran parte de la estructura de atención social -los marinos, los soldados, los policías federales, parte de Protección Civil- está en otros lugares, donde la emergencia los reclama.

 

Por eso decimos: desde hoy tendremos un gobierno sin vértebras.

 

SISMO: UN GOBERNADOR CON PICO Y PALA

1-A nadie se le da gusto.

 

El mismo día del sismo, el martes 19 de septiembre, el gobernador de Campeche, Alejandro Moreno Alito, envió a un grupo de rescatistas a la Ciudad de México.

 

Un día después, el miércoles 20, vino a la capital a ver cómo colaboraba y, pico en mano, se sumó a las tareas de rescate por San Antonio Abad.

 

Muchos lo criticaron, pero él trabajó durante horas hasta la madrugada del 21 y su apoyo sirvió para rescatar damnificados y salvar vidas.

 

2-Chihuahua ha regresado a los horrores del pasado.

 

Todo mundo creía sepultados los tiempos en los cuales había masacres tipo Villas de Salvácar -enero de 2010 en Ciudad Juárez-, pero desgraciadamente esto ha revivido en tiempos del panista Javier Corral.

 

Basta con asomarse a la ejecución masiva de antenoche en un centro de rehabilitación de Chihuahua para darse cuenta de la crueldad de la delincuencia organizada.

 

La impunidad de la cual hablaba nuestra colega Miroslava Breach, cuyo crimen sigue impune y de cuyos avances de investigación son un secreto para la sociedad civil y los periodistas.

 

 

caem