LÜBECK, Alemania. El G7 se propone apretar las tuercas a Rusia tanto para la desactivación del conflicto de Ucrania como para conseguir un acuerdo final sobre el programa nuclear de Irán, cuestiones ambas que implican negociar con Moscú pese a su exclusión del grupo de las potencias industrializadas.

 

Un Irán sin armas nucleares, la implementación de los acuerdos de Minsk y la lucha contra el terrorismo yihadista son los desafíos del G7 ante los conflictos globales, resumidos por el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Frank Walter Steinmeier, tras concluir la reunión con sus colegas en Lübeck (norte de Alemania).

 

Moscú “tiene la llave” para reincorporarse a lo que fue el G8 -las siete potencias, más Rusia- si contribuye a desactivar el conflicto que desencadenó con su anexión de Crimea, afirmó Steinmeier.

 

“No es un secreto que está muy lejos de mi intención aislar a Rusia. Su regreso depende de su compromiso con los Acuerdos de Minsk”, añadió el anfitrión de la ronda del G7.

 

Steinmeier no ocultó su malestar por la decisión rusa de abrir la puerta a suministrar de nuevo sistemas de misiles antiaéreos S-300 a Irán, cuando apenas se ha logrado un preacuerdo sobre su programa nuclear.

 

Estas actitudes pueden “alterar” el objetivo de lograr que del preacuerdo alcanzado en Lausana (Suiza) a principios de abril se pase a un acuerdo en firme para el 30 de junio, señaló.

 

Irán, pero sobre todo Ucrania, un conflicto en cuya resolución está implicado muy directamente Berlín, ocuparon el espacio prioritario en la cita del G7 -EU, Francia, Alemania, Italia, Reino Unido, Japón y Canadá-, preparatoria de la cumbre de sus líderes, el próximo junio, en Elmau (Baviera).

 

El documento final del G7 arranca con un apremio a Moscú a ejercer su influencia sobre los separatistas prorrusos, al tiempo que se reitera la condena a la anexión de Crimea.

 

“Esperamos particularmente de Rusia que haga uso de su considerable influencia sobre los separatistas para que cumplan los acuerdos de Minsk”, apunta el texto, que vincula el levantamiento de las sanciones contra Moscú a que se sujete a lo pactado.

 

Ucrania ocupa el primer apartado de las 17 páginas del documento, donde se expresa el apoyo al “formato Normandía” -las negociaciones que se desarrollan entre Kiev y Moscú, con Alemania y Francia como mediadores-, en el que Steinmeier ha adoptado el papel de motor.